Con la cirugía de la mandíbula o cirugía ortognática se sitúan los huesos que originan la deformidad en el lugar exacto que deberían ocupar para conseguir que la cara tenga las proporciones adecuadas. Su finalidad es establecer una correcta relación entre el hueso maxilar y la mandíbula, para logar una estética facial más armónica. El objetivo es lograr la mejor oclusión en una cara más bonita. También se ha mostrado eficaz a la hora de resolver otros problemas, como la apnea obstructiva del sueño.
Estos dos huesos encajan como un puzle a través de los dientes cuando la boca está cerrada. Los dientes de la arcada superior deben estar por delante de los dientes de la arcada inferior en su medida justa. Si esto no ocurre así, pueden originarse problemas de salud en las piezas dentales, en las encías y en la articulación de la mandíbula.
Cuando el maxilar superior está retrasado o alargado, en caso de mandíbulas pequeñas o retrasadas, en caso de mandíbulas grandes o adelantadas, en caso de mordida abierta, de asimetría mandibular o de deformidades en los labios o en el paladar de los niños recién nacidos.
Esta alteración ocurre cuando los dientes inferiores y el mentón se encuentran retrasados con respecto al resto de la cara. Puede originar problemas en la articulación de la mandíbula y ser causa del síndrome de apnea del sueño.
En estos casos los dientes superiores e inferiores no contactan al cerrar la boca y dejan un espacio. Hay que forzar los labios para poder cerrarlos y resulta difícil comer. En casos extremos, puede afectar al habla. Las muelas que sí contactan tienen un exceso de trabajo, por lo que también se estropean antes y suele haber dolor en la articulación mandibular.
El mentón y los dientes desvían hacia un lado, con todos los problemas en la mordida que esto conlleva.