La efedrina es una sustancia derivada de la efedra, una planta ampliamente utilizada en la medicina tradicional china. Originalmente, se utiliza para combatir algunas enfermedades respiratorias como el asma, la rinitis y fiebre del heno.
A veces, las personas que quieren perder peso utilizan la efedrina (combinada con la cafeína), pero también se usa como eufórico y sustancia de dopaje en el deporte. En efecto, la efedrina acelera la presión arterial y se utiliza como un tratamiento preventivo de la cinetosis (mareo por movimiento). Mientras que la pseudoefedrina, que también está presente en la efedra, se usa para aliviar la congestión nasal.
La efedrina era empleada como inmunoestimulante. Pero actualmente, su uso médico está reservado principalmente para el tratamiento hipotensor (es decir, para combatir la presión arterial baja), especialmente en caso de anestesia general. Sus propiedades descongestionantes también la convierten en la sustancia de elección para el tratamiento de los resfriados, ya que ayuda a abrir las vías respiratorias.
La efedrina no es una sustancia anodina. Debe ser evitada por mujeres embarazadas o en lactancia, así como por los niños. Tampoco se aconseja a las personas que sufren de glaucoma, diabetes, hipertensión arterial, adenoma de la próstata, depresión o problemas de la glándula tiroides.
La efedrina puede generar una aceleración de las palpitaciones cardíacas y la percepción alterada de los latidos del corazón, además de dolores de cabeza, ansiedad, agitación o trastornos del sueño (insomnio). En casos graves, la efedrina también puede causar la muerte.
El clorhidrato de efedrina está presente en algunos medicamentos que combaten los resfriados y la rinitis, como Rinovit®, o en medicamentos contra la otitis (inflamación del oído) o para desvitalizar un nervio dental, como uso especializado. Si eres alérgico, estás embarazada o presentas algún trastorno mencionado (arriba), consulta con tu médico.
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