La pelvis está formada por dos huesos llamados ilíacos. Estos huesos están unidos en la parte posterior por el hueso sacro y en la parte anterior terminan en los huesos púbicos que se unen en la llamada “sínfisis púbica”. Todos ellos forman el llamado “canal óseo del parto”. Los huesos de la pelvis están articulados entre sí aunque sólo se mueven en el embarazo debido a la hormona llamada “relaxina”. Esta hormona es segregada por la placenta para relajar estas articulaciones y prepararse para el momento del parto. El movimiento de estas articulaciones (que hasta el embarazo habían permanecido inmóviles) puede producir dolor en algunas mujeres, que a muchas de ellas lo describen como agujetas.
La movilidad de la sínfisis del pubis puede provocar dolor detrás del vello púbico. Este dolor puede aparecer al andar deprisa o al levantarse bruscamente. Si llegan a separarse los huesos púbicos de ambos lados puede producirse una “diástasis de pubis”, situación muy dolorosa para la mujer embarazada.
Descrito desde hace años el Síndrome Pélvico es una afección que consiste en la relajación de las articulaciones de la pelvis, que puede iniciarse bruscamente después del parto o de forma gradual durante el embarazo. Aparece una cierto grado de movilidad de los huesos de la pelvis que provoca dolores durante la marcha y a veces de forma espontánea. Se puede presentar en un tercio de las embarazada e interfiere en su calidad de vida, en la realización de las tareas del hogar, incrementa el ausentismo laboral y perturba su sueño.
No se sabe exactamente cuál es la causa de este dolor pero se piensa que es una combinación de las hormonas (en particular por el efecto de la hormona relaxina encargada del aumento de la laxitud de los ligamentos alrededor de la pelvis y del cuello uterino) con los cambios posturales típicos en la embarazada y el contenido total de agua corporal (que aumenta un promedio de 8,5 litros y aumenta la laxitud de estas articulaciones). El tamaño de la separación no tiene relación con la intensidad del dolor ya que muchas mujeres con una brecha normal sienten bastante dolor. Las mujeres con sobrepeso y que empezaron a tener menstruación antes de los 11 años tienen más tendencia a desarrollar disfunción de la sínfisis pública.
A menudo este dolor se acompaña de dolor en la espalda baja. Tiene forma de faja, es decir, que abarca desde la espalda hasta la pelvis y es intermitente, de inicio agudo y habitualmente aparece cuando la mujer está caminando o realizando algún esfuerzo físico como subir escaleras. Puede ir asociado también a un dolor en la cadera y se irradia hacia la cara interna de los muslos o entre las piernas. Suele ser más intenso durante la noche y aumenta al separar las piernas, al caminar, subir o bajar escaleras o al moverse en la cama.
Alrededor de la semana 18 a de embarazo. La máxima intensidad se observa entre la semana 24 a a 36 a. En el postparto el dolor desaparece en el 93% de los casos en los primeros 3 meses. Si aparece en un embarazo es muy probable que se presente en el siguiente también. Lo ideal es esperar a que los síntomas desaparezcan totalmente antes de volver a buscar un nuevo embarazo.
El diagnóstico se hace por los síntomas que presenta la embarazada.
Se trata con analgésicos, básicamente paracetamol, aunque también es de gran ayuda la fisioterapia ya que que refuerza la musculatura tanto abdominal como pélvica. Lo que se recomienda es que las mujeres que ya lo han tenido y han pasado una mala experiencia en embarazos previos, realicen ejercicios kinesiológicos antes de embarazarse o dentro de los primeros meses de gestación.
Generalmente se recomienda el parto natural como la mejor opción para la mayoría de las mujeres con dolor pélvico con la excepción de una minoría que tiene síntomas severos y no pueden mantener la posición de parto. Para ellas, se considera como mejor opción, un parto por cesárea.