El agua es un elemento relajante que permite una mayor libertad de movimiento.
Los ejercicios en la piscina deben ser dirigidos por una obstetriz y por un entrenador de natación. Es necesario preguntar al médico tratante o a la obstetriz acerca de las piscinas que ofrecen el curso de preparación para el parto.
Los ejercicios en la piscina permiten relajar y ejercitar todos los músculos del cuerpo de forma armoniosa. Los ejercicios de gimnasia se realizan en las piletas (piscinas pequeñas). El agua debe tener una temperatura de 27° a 33°.
Todas las gestantes pueden realizar estos ejercicios, incluso aquellas que no saben nadar. Los ejercicios en la piscina se deben realizar de forma suave y delicada. Cuando está en el agua, la mujer embarazada puede relajarse y realizar ejercicios de estiramiento. Asimismo, los ejercicios en el agua permiten que la madre aprenda a manejar su respiración y sus movimientos.
Los ejercicios en la piscina permiten relajar el perineo y simular los movimientos que la madre tendrá que realizar durante el parto. Los masajes realizados en el agua permiten mejorar la circulación y disminuir las varices.
La madre puede empezar con estos ejercicios a partir de la semana 20 del embarazo.
La gestante debe contar con un certificado médico que indique que la madre puede realizar estos ejercicios en la piscina.