Practicamente todas las mujeres sufrirán, a lo largo de su vida, un problema de hemorroides. Suelen aparecer casi siempre durante el embarazo aunque otra de sus causas mas frecuentes es el estreñimiento (muy frecuente en la mujer), la vida sedentaria y el estrés.
La dilatación de las venas que se localizan a nivel del ano es la responsable de las hemorroides. Hablamos de hemorroides externas cuando se forman debajo del músculo del esfínter del ano. Por su parte las hemorroides internas se forman por encima de dicho músculo.
Con una simple exploración física podemos ver las hemorroides externas pero no las internas. Las las hemorroides internas provocan mucho dolor en la zona del ano durante la defecación, una sensación de hinchazón sin estar en relación con esfuerzos físicos intensos. Las hemorroides internas suelen sangrar y podemos encontrar estos restos de sangre tanto en las propias heces como en el papel higiénico.
Las hemorroides son venas inflamadas que pueden reventar y sangrar.
Cuando las hemorroides se encuentran inflamadas aparecen todos los síntomas que hemos descrito pero de forma mas intensa.
Sólo en algunos casos muy seleccionados es necesario recurrir a la Cirugía para extirpar las hemorroides internas. A menudo después de la intervención vuelven a aparecer después de cierto tiempo.
Un picor y una sensación de quemazón son los síntomas mas frecuentes al principio. Cuando aumenta la presión en el interior de las venas las hemorroides salen al exterior y se hacen visibles. En esta fase suelen provocar sangrados y se hace necesario plantear un tratamiento antes de que se extiendan y se compliquen.
Sólo recurrimos a la cirugía cuándo aparece una trombosis hemorroidal. En estos casos se debe realizar una incisión de la hemorroide para extraer el coágulo.
Hablamos de colitis para referirnos a una inflamación del colon o intestino grueso.
Las causas pueden ser muy diversas. Entre las mas frecuentes encontramos las infecciones (por virus, parásitos o una intoxicación alimentaria debida a bacterias), las úlceras o la falta de flujo sanguíneo (hablamos en este caso de colitis isquémica).
Otras posibles causas de colitis son la enfermedad de Crohn, una irradiación como tratamiento de un cáncer previo a nivel del intestino grueso, una enterocolitis necrosante o una colitis seudomembranosa.
Ante un cuadro de dolor abdominal con o sin distensión del abdomen, constante o intermitente, la aparición de sangre fresca en las heces, escalofríos, fiebre, diarrea, deshidratación y tenesmo anal (ganas constantes de defecar) hay que descartar este diagnóstico.
El tratamiento de la colitis dependerá de la causa que la haya provocado.
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