La fimosis puede generar molestias a un hombre pero no impide el sexo oral cuando se realiza con cuidado. El uso del condón disminuye el dolor provocado por el roce y la fricción.
La fimosis es una anomalía en la piel que recubre el pene.
En un pene con fimosis, la piel que recubre el glande o cabeza del pene, denominada prepucio, no puede ser parcialmente o completamente retraída hasta descubrir el glande porque el prepucio es demasiado estrecho en la zona del glande.
Existen dos tipos de fimosis:
La fimosis fisiológica se presenta en casi el 95 % de los recién nacidos. Con el paso del tiempo, el prepucio va adquiriendo elasticidad y se ensancha hasta descubrir el glande por completo. Pero si a los diez años de edad no ha desaparecido el problema,¡ será necesario acudir al médico.
La fimosis patológica puede aparecer a cualquier edad como consecuencia de una herida o infección en el pene y conlleva más complicaciones que la fimosis fisiológica, de modo que es necesario acudir al médico en el momento en que se detecte. El hombre que padece fimosis patológica no puede retraer el prepucio para mostrar el glande de forma completa y siente dolor a la hora de orinar o durante las erecciones o relaciones sexuales.
No obstante, conviene saber que un hombre que tiene el frenillo corto no padece fimosis. El frenillo es el tejido que une la parte posterior de la cabeza del glande con la parte interior del prepucio. Si el frenillo es demasiado corto, no será posible descubrir del todo el glande, pero eso no significaría padecer fimosis.
La gravedad de la fimosis viene determinada por la posibilidad o imposibilidad de poder bajar el prepucio. Se distinguen varios grados de fimosis según el grado de estrechez del prepucio:
Grado 1 puntiforme: el glande no es visible ya que el prepucio no se puede retraer. Está completamente cerrado.
Grado 2 puntiforme: solo se puede ver el meato urinario ya que el prepucio se retrae mínimamente.
Grado 3: el prepucio se puede retraer hasta la mitad del glande.
Grado 4: el prepucio se retrae solo hasta la mitad del glande.
Grado 5: el prepucio puede llegar a retraerse de forma completa pero genera dolor y se observa un anillo fimótico.
Sea cual sea el grado de fimosis, siempre es posible practicar una circuncisión para acabar con el problema. La curación completa tras la circuncisión suele producirse pasadas unas seis semanas desde la intervención. Al cabo de este tiempo, el paciente puede retomar su vida sin ningún tipo de restricción.
Un hombre que padece fimosis suele experimentar un dolor muy intenso durante la erección y puede impedirle tener relaciones sexuales completas.
Durante las relaciones sexuales, el pene debe estar bien lubricado y la felación debe realizarse suavemente.
En ocasiones, el hombre que padece fimosis suele tener también el frenillo corto, lo cual puede complicar aún más el sexo. En esta situación, la penetración puede provocar la rotura del frenillo y producirse abundante sangrado. Si el hombre logra bajar el prepucio mediante la masturbación se facilitan las cosas.
Se puede intentar la felación sin estirar demasiado el prepucio. Toma el pene desde la base y sube la piel hasta la punta. A continuación, introduce el pene en la boca sin que la piel se mueva hacia abajo y después sube y baja.
El tratamiento de la fimosis en un hombre homosexual es el mismo que en un hombre heterosexual, consiste en practicar una circuncisión.
La circuncisión ayuda a resolver el circulo vicioso entre el estrechamiento y la balanitis de forma radical. En la práctica del sexo anal no siempre existe la dilatación adecuada a nivel del ano o la lubricación suficiente y estas dos cosas pueden producir más dolor que cuando se practica el sexo vaginal.
Cuando la penetración anal es muy dolorosa se recomienda probar otras prácticas sexuales como el sexo tantra. Es una forma de sexo sin penetración donde el placer aflora sin necesidad de una erección firme y permanente.
Cuando un varón padece fimosis, practicar sexo es molesto. El retroceso del prepucio roza las heridas del glande y causa mucho dolor. Algunos hombres recomiendan el uso de preservativos ajustados para que este movimiento sea mínimo. Es necesario colocarlo con el prepucio hacia arriba para que no se mueva durante la penetración y sea menos molesto. Ahora bien, la sensibilidad también será menor.
Pero el condón no evitará el dolor y el hombre deberá valorar que le conviene más o que cantidad de dolor está dispuesto a soportar por placer.
No existe una práctica sexual mejor que otra ni tampoco posturas sexuales que eviten el dolor producido por el roce o la presión sobre heridas en el glande. El uso del condón disminuye el dolor, protege contra las infecciones y evita nuevos roces. Es necesario tener en cuenta que tanto en la vagina como el ano habitan microorganismos susceptibles de provocar una infección. Lo mismo ocurre en el caso del sexo oral.
La fimosis o estrechamiento del prepucio no es un mal de jóvenes, muchos adultos lo padecen por causas bien distintas.
La fimosis en adultos y mayores se ha de tratar de forma diferenciada. Cuando los hombres tienen prepucio pueden sufrir episodios temporales de fimosis. La diabetes o las infecciones del glande mal curadas pueden desencadenar una fimosis o, al menos, inflamación del prepucio.
Hacer el amor cuando se padece fimosis puede ser una experiencia dolorosa que, por lo general, tiende a complicarse si la fimosis no se trata a tiempo.
Las relaciones sexuales no están contraindicadas en caso de fimosis pero hay dos inconvenientes. El primero es que el prepucio baje y no pueda subir de nuevo. Este trastorno se denomina parafimosis.
El condón puede salirse si no se ajusta bien al glande debido a la piel que cubre el prepucio.
Puedes intentar mejorar la elasticidad bajando y subiendo suavemente el prepucio con el pene erecto hasta donde sea posible sin causar dolor. Repite este movimiento diez veces seguidas cada día. Si logras descubrir el glande, nunca dejes el prepucio bajado durante mucho tiempo para evitar un problema de parafimosis.
De todas formas, la mejor solución es la cirugía.
Cuando la fimosis afecta negativamente a la vida sexual, se recomienda la intervención quirúrgica.No es cierto que la retirada del prepucio provoque una pérdida de sensibilidad.
La circuncisión total consistente en la eliminación de toda la piel que cubre el glande no es obligatoria. También se puede practicar una circuncisión parcial para retirar el extremo delantero.
Cuando el frenillo es demasiado corto basta con agrandarlo mediante una intervención quirúrgica. A estas alternativas se le han de sumar técnicas basadas en cortes laterales que ensanchan el prepucio.
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