La fimosis es una afección del pene que concierne sólo al hombre. Designa una estrechez del anillo del prepucio, la piel que recubre el glande, por lo que se vuelve doloroso, e incluso imposible, la retracción completa del glande. A menudo es congénita, es decir, que está presente desde el nacimiento. La fimosis es normal en el recién nacido, la mucosa del prepucio está pegada al glande a través de adherencias prepuciales. La fimosis a veces puede ser responsable de infecciones locales en caso de falta de higiene a nivel del glande, o si éste se descubre con poca frecuencia.
Además del hallazgo de la estrechez del prepucio y de la dificultad para retraerlo, hay pocos síntomas asociados con la fimosis; a veces se observa sólo un chorro de orina un poco más fino o dolor durante la micción (acción de orinar). Sin embargo, pueden aparecer complicaciones si la fimosis no se trata, incluyendo la infección en el glande, llamada balanitis: en este caso el pene duele, está caliente, a veces aumentado de volumen y aparece un flujo de color blanco espontáneamente o a la presión del pene. La otra consecuencia potencial de la fimosis es la parafimosis: si se fuerza la retracción, el anillo del prepucio se puede quedar bloqueado sobre el pene en la base del glande y estrangularlo, causando dolor e hinchazón.
El diagnóstico de fimosis es evidente a simple vista y se confirma por la incapacidad del examinador de retraer el prepucio. El diagnóstico de balanitis se realiza con los síntomas descritos anteriormente, y ninguna examen adicional es necesario. La parafimosis también se diagnostica visualmente.
En los bebés y los niños pequeños, en los que la fimosis suele ser natural, sólo se hará una intervención si se obstaculiza la micción. Las adherencias prepuciales irán desapareciendo poco a poco en los primeros años de vida. Más tarde, el tratamiento dependerá del grado de tensión del prepucio alrededor del glande. Puede variar desde un simple estiramiento progresivo del prepucio, a través de la aplicación de cremas de corticosteroides, a la cirugía con la práctica de una circuncisión .
No hay manera de prevenir la fimosis de origen congénito, pero en los otros casos es importante cuidar la higiene del pene, practicar un retroceso regular del glande y sobre todo no forzarlo en caso de fimosis (riesgos de parafimosis).