Muchas personas dejan de comer durante varios días para perder peso. No se recomienda prolongar este tipo de dieta durante más de 4 o 5 días.
Este tipo de dieta consiste en evitar completamente todos los alimentos sólidos. Las personas que siguen este régimen consumen únicamente alimentos líquidos: caldo de verduras, jugo de limón, té, entre otros. También pueden consumir verduras o frutas en jugo o enteras para conseguir un aporte mínimo de calorías, glúcidos, vitaminas y minerales. Esta dieta permite perder hasta 5 kilos en una semana.
Quienes están a favor de este tipo de dietas señalan que desaparece la sensación de hambre, se sienten muy ligeros y serenos, además, disminuyen los episodios de estreñimiento, reumatismo y problemas digestivos. Otros argumentan que hace perder peso rápidamente, reduce el riesgo de cáncer y les permite desarrollar una mayor resistencia a las infecciones.
Este tipo de dieta no tiene resultados positivos a largo plazo, ya que las personas recobran el peso perdido rápidamente. Pueden aparecer sentimientos de culpa y frustración, sensación de cansancio o fatiga debido a la falta de energía, malestar, cefaleas y la adquisición de malos hábitos alimentarios.
También puede provocar múltiples insuficiencias, pérdida de masa muscular, disminución de la presión arterial, alteraciones del ritmo cardiaco y aumento del riesgo de accidentes cardiovasculares o paro cardiaco.
Una vez que dejan de seguir la dieta, las personas recuperan el peso perdido debido a un aumento de grasa en los tejidos.
Este régimen alimenticio está contraindicado en las etapas de embarazo y lactancia, personas con más de 65 años de edad, en caso de diabetes, enfermedades cardiovasculares, alteraciones del ritmo cardiaco, enfermedades respiratorias, cáncer y enfermedades crónicas.
Cuando se consume un medicamento de forma periódica, es mejor consultar con el médico antes de empezar con este tipo de dieta.
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