El tomate es un fruto originario de América Central y del Sur que se extendió por el mundo desde las primeras décadas de la conquista europea del Nuevo Mundo. La especie de tomate inicialmente popularizada era la amarilla, no la roja que conocemos actualmente. Con el paso del tiempo, el tomate se convirtió en uno de los principales ingredientes de la cocina occidental, aunque sus beneficios para la salud todavía son poco conocidos.
El tomate es el alimento más rico en licopeno, una sustancia carotenoide que tiene propiedades antioxidantes y, por tanto, ayuda a prevenir el envejecimiento. Además, el tomate también está relacionado con el mantenimiento de buenos niveles de actividad cerebral a lo largo de la vida, la protección contra infecciones bacterianas y la reducción de cuadros inflamatorios.
El tomate también puede ser utilizado para tratamientos estéticos. Aplicar una máscara de tomate ayuda a combatir el acné. Para prepararla, baste un tomate bien maduro y mézclalo con una cuchara sopera de yogur natural para que quede más espesa. Extiéndela por el rostro y deja el que haga efecto durante 20 minutos. El consumo de tomate también está vinculado al control de la caspa y la caída de pelo.
La prevención del cáncer de próstata está entre los efectos beneficiosos más conocidos del tomate. Esta relación todavía no está del todo comprobada, aunque existen numerosos indicios científicos que apuntan en esta dirección. Además de los tumores en la próstata, el tomate también está relacionado con la prevención del cáncer de páncreas y de útero.
El tomate no engorda. Por el contrario, en dietas equilibradas este fruto puede ser utilizado para ayudar a perder peso. El tomate tiene pocas calorías y bajos niveles de azúcar y grasa, que son prácticamente inexistentes.
Un tomate de tamaño medio contiene 25 calorías, Por otro lado, este fruto es pobre en vitaminas y minerales. La excepción es la vitamica C, presente en cantidades mayores. Más allá de esto, el tomate puede ser considerado un alimento libre de grasas saturadas, una de las mayores enemigas de la alimentación.
Sí, los distintos tipos de tomate existentes no se diferencian de manera significativa en términos de valor nutricional y beneficios para la salud. La gran diferencia entre ellos está en la forma y el sabor, lo que determina qué variedad es mejor para preparar jugos, salsas o para consumo crudo.
Uno de los principales estudios sobre la relación entre el consumo de tomate y el cáncer de próstata recomienda comer 10 porciones de tomate a la semana para garantizar sus efectos preventivos. En este caso, un consumo en esas proporciones es más que suficiente para garantizar los beneficios del tomate. Además, lo ideal es consumir este fruto cocido, ya que el calor aumenta la liberación de licopeno, principal componente del tomate.
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