Primeros síntomas
- Diarrea aguda, vómitos, dolores abdominales son los primeros síntomas que aparecen rápidamente.
- Es necesario adoptar algunas medidas que permitan una mejora rápida de los síntomas al cabo de algunos días.
Luchar contra la deshidratación
Es indispensable luchar contra la deshidratación provocada tanto por los vómitos como por las diarreas.
- Beber bastante agua, por lo menos dos litros al día.
- Beber agua, los caldos salados, gaseosas (a condición de removerlos bien para retirar todo el gas), y las tisanas azucaradas.
Alimentación
Aunque el enfermo no tenga hambre, es indispensable que coma todos sus alimentos cuando se padece de gastroenteritis.
Comer varias comidas a lo largo del día
Comer varias pequeñas comidas a lo largo del día.
Los alimentos que hay que privilegiar
- Los alimentos que hay que privilegiar son los feculentos (arroz y pastas), el pescado, la carne, y las zanahorias, siempre bien cocidos.
- Los productos lácteos: los quesos y los yogures.
Los alimentos que hay que evitar
- Las frutas frescas se deben evitar, excepto el plátano que debe consumirse bien maduro.
- Se recomienda consumir más compotas o helados.
- Es necesario evitar todas las fibras vegetales, contenidas en las frutas frescas y las verduras verdes, así como los alimentos demasiado grasos.
Proteger a sus familiares y entorno
Debido a que la gastroenteritis es muy contagiosa, es indispensable aplicar reglas rigurosas de higiene:
- Lavarse las manos regularmente es la mejor protección contra su transmisión.
- Si se es padre de un niño afectado, es conveniente lavarse sistemáticamente las manos después de haberle cambiado el pañal o haberle dado el biberón.
Consultar con un médico
- Si los síntomas persisten, si se pierde mucho peso y si las diarreas y los vómitos persisten, es imperativo consultar con un médico.
- Toda presencia de sangre en las heces debe consultarse inmediatamente.
Los niños, las personas mayores de edad y las personas propensas a enfermarse
Se recomienda que los niños en la primera infancia, las personas mayores de edad o las personas propensas a enfermarse consulten con un médico desde la aparición de los primeros signos de la enfermedad.
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