Los cambios que nos deben hacer sospechar que algo anormal está ocurriendo son los siguientes:
Cambios en el color.
Cambios en el olor.
Cambios en la consistencia.
Cambios en la cantidad del flujo.
A menudo estos cambios se acompañan de síntomas como ardor, picazón (prurito), inflamación u otras molestias.
En estos casos estamos, probablemente, frente a un flujo patológico que se debe a alguna infección o a un mayor desarrollo de la flora endógena propia de la vagina.
Flujos anormales provocados por hongos
El flujo provocado por la Cándida Albicans es uno de los más frecuentes.
Es un flujo blanco y grumoso, que se parece a la leche cortada, que causa picazón y suele pegarse a las paredes de la vagina.
Aparece especialmente durante el período pre-menstrual.
Flujos anormales provocados por parásitos
Los más típicos son las tricomonas, que pueden adquirirse por transmisión sexual.
El color del flujo es amarillo verdoso.
Es más frecuente en los días posteriores a la menstruación.
La vulva y los órganos genitales femeninos externos pueden estar irritados y adoloridos y es posible que el coito provoque dolor.
Flujo anormal provocado por la vaginosis bacteriana
Se debe a la presencia de un germen llamado Gardnerella, que se transmite sexualmente.
El flujo es de color blanco grisáceo y tiene un fuerte olor fétido, como a pescado.
La gardnerella, asociada a otros gérmenes llamados anaeróbicos, produce lo que algunos autores llaman la catástrofe ecológica de la vagina.
En estos casos se ataca a los anaerobios de los cuales se alimenta la gardnerella.
Otras causas de flujo vaginal anormal
Otras causas de flujo anormal no son tan evidentes.
Estos gérmenes en ocasiones son asintomáticos.
Entre ellos encontramos la Clamidia, el Micoplasma y el Ureaplasma.
La Clamidia provoca una infección que puede ascender desde la vagina y el cuello del útero hacia al útero y las Trompas de Falopio, produciendo infecciones altas que si no son bien tratadas pueden dejar secuelas de infertilidad.
Otra bacteria de transmisión sexual es el monococo que da un flujo purulento: puede localizarse en el cuello del útero y dar síntomas urinarios. El diagnóstico definitivo se logra a través del cultivo de la secreción.
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