Productos derivados de insectos tienen cada vez más a adeptos. Algunos pueden provocar alergias o contener elementos que presentan reacciones cruzadas con otros alérgenos.
Estos productos son consumidos frecuentemente por sus propiedades.
Los productos que provienen de las abejas son la miel, la jalea real, propóleos y la cera de abejas.
La miel que contiene polen, proteínas del cuerpo y del veneno de las abejas puede provocar manifestaciones alérgicas en las personas alérgicas al polen.
El propóleo que proviene de una mezcla de cera de abejas, de resina y de polen aporta oligoelementos y vitaminas.
Posee virtudes antisépticas, bactericidas, antivirales y antiinfecciosas y contribuye a reforzar las resistencias naturales del organismo especialmente en invierno.
El propóleo puede provocar una gingivitis, un eczema o ulceraciones en la boca.
La seda es secretada por las mariposas, las arañas y los gusanos.
Los productos que provienen de cochinillas son el carmín y la goma laca.