No existe un tratamiento único para la alergia. A cada persona alérgica se le propone una cura de acuerdo con los síntomas que presenta.
En primer lugar, es necesario identificar formalmente al alérgeno responsable de los síntomas. A continuación, si es posible, se evita el contacto con la sustancia antigénica en cuestión o se disminuye al máximo la cantidad de alérgenos. Estos principios representan las medidas de evitación, que dependen del tipo de alergia, ya sea a ácaros, animales, polen o medicamentos, entre otros. Un control del entorno interior de las viviendas y de los lugares de trabajo permite reducir la exposición a ciertos alérgenos. Estas medidas disminuyen la frecuencia y la intensidad de los síntomas, pero no eliminan completamente a los alérgenos.
Los medicamentos antihistamínicos se oponen a los efectos de la histamina, una sustancia inflamatoria que se libera durante la reacción alérgica. Se prescriben para las distintas manifestaciones de la alergia, como rinitis, conjuntivitis, urticaria o eczema. No tienen una acción determinante en el asma.
Los medicamentos antihistamínicos pueden causar efectos secundarios, entre ellos, la somnolencia es el más conocido. A pesar de que los antihistamínicos de segunda generación generan menos efectos secundarios, algunas personas alérgicas todavía presentan este tipo de efectos. Algunos antihistamínicos están contraindicados en ciertos periodos del embarazo, es importante consultar con el médico.
La loratadina es un antihistamínico que trata los síntomas de la alergia como picor o picazón, rinorrea o congestión nasal, lagrimeo de los ojos y estornudos. Se presenta en forma de jarabe o tabletas (pastillas masticables o de desintegración rápida, es decir, solubles) para tomar por vía oral. La dosis habitual es una cucharada o pastilla al día, puede ser con alimentos o sin ellos. Algunos efectos secundarios son la somnolencia, dolor de cabeza y boca seca, entre otros. Está contraindicada para los niños menores de dos años.
Muchos medicamentos pueden ayudar a los alérgicos a soportar mejor y aliviar sus síntomas. Pueden comprar algunos medicamentos antihistamínicos sin receta médica con el fin de aliviar momentáneamente sus manifestaciones. Aunque mejoran los síntomas por varios días, hay que acudir al médico. Algunos nombres de antihistamínicos son Fexofenadina (Allegra® o Telfast®), Difenhidramina (Benadryl), Bromfeniramina (Dimetane), Loratadina (Claritin y Alavert®), Clemastina (Tavist®), Clorfeniramina (Chlor-Trimeton®) y Cetirizina (Zyrtec®).
Los tratamientos pueden aplicarse en la nariz o los ojos. En la nariz, se puede utilizar suero fisiológico de manera local, corticoides, antiinflamatorios, antihistamínicos, cromoglicato de sodio o anticolinérgicos. En los ojos, se puede usar suero fisiológico o antihistamínicos, así como colirios antialérgicos de cromoglicato de sodio, con antibióticos o con corticoides (prescritos por los oftalmólogos).
Hay muchas alergias que se manifiestan en la piel y sus síntomas pueden ser un simple enrojecimiento o algo más complejo, como descamación, urticaria o ampollas. Se debe identificar el alérgeno para evitar exponerse a la sustancia antigénica responsable. Además de proponerse la inmunoterapia, los antihistamínicos son los medicamentos más prescritos para tratar la alergia en la piel, es posible adquirirlos sin receta médica. Estos fármacos se pueden utilizar como tratamiento para cualquiera de las manifestaciones de la alergia en la piel, ya sean ronchas, urticaria o dermatitis.
En cuanto a la alergia cutánea, la loratadina no impide que aparezcan ronchas, pero sí controla y alivia los síntomas. Las pomadas o cremas con corticoides que se aplican en la piel —como en el caso del tratamiento para el eczema— pueden provocar efectos secundarios y debilitar la piel. Un médico debe prescribirlas ya que no son pomadas que se pueden aplicar en cualquier momento. Tienen efectos secundarios, sobre todo en el niño, si se aplican durante varias semanas o varios meses sin la opinión médica.
Es fundamental beber mucha agua para mantener la piel bien hidratada. Evitar utilizar cosméticos y otros productos artificiales. Tener cuidado con las mascotas ya que su exposición es una de las causas responsables más frecuentes. En cuanto a los remedios, se puede utilizar una mezcla de limón con aceite de coco, tomar vitamina C por vía oral, comer almendras o aplicar puré de papaya de forma local. También pueden plantearse cambios en la dieta, como introducir aceite de linaza, alimentos ricos en vitamina A, C y E, además de aguacate y nueces.
Los corticoides son medicamentos que tienen propiedades antiinflamatorias. Se prescriben bajo distintas formas, ya sean comprimidos, jarabe, inyección o spray. Además de utilizarse en las diferentes manifestaciones de la alergia, se usan en el tratamiento del asma.
En caso de asma, se usan los corticoides locales, inhalados o comprimidos para el tratamiento de fondo y en inyección para las formas severas de la enfermedad. Si existe rinitis alérgica, se utilizan con la presentación para pulverizador nasal y como comprimidos cuando hay complicaciones de sinusitis infecciosa. Para el tratamiento de la urticaria, se toman como comprimidos y para las formas agudas como inyecciones. Si se presenta eczema, se usa como pomada y para las formas más severas como comprimidos. Mientras que para los niños, existe la presentación en gotas.
Los medicamentos con corticoides que se prescriben bajo forma local, para pulverizador nasal o inhalados para el tratamiento de fondo del asma, no presentan los efectos secundarios de los comprimidos cuando se toman por varias semanas. La dosis prescrita en forma de comprimidos para curas cortas de algunos días no ocasionan, por lo general, efectos secundarios. Mientras que en tratamientos largos, pueden tener efectos secundarios cuando se toman durante varias semanas o varios meses. Entre los más importantes, se destaca aumento de peso, problemas gástricos o atrofia de la piel.
La mayoría de los pacientes con asma ligero, pero persistente, deben beneficiarse de un tratamiento antiinflamatorio de fondo por varios meses, incluso años. Ciertos tratamientos evitan el empeoramiento de la enfermedad al disminuir la inflamación bronquial, una causa importante de la enfermedad asmática. Los corticoides inhalados se presentan bajo la forma de aerosol dosificador o polvo seco. Existen medicamentos que asocian los broncodilatadores de larga duración y los corticoides inhalados.
En ocasiones, los anticolinérgicos se utilizan en el tratamiento del asma ya que abren las vías respiratorias. La teofilina previene y trata la respiración con silbido y entrecortada, cuando existen problemas para respirar por el asma, bronquitis, enfisema u otros padecimientos del pulmón. Su acción consiste en relajar y abrir las vías de respiración.
Una nueva clase de medicamentos, los anti-IgE, se prescriben a los asmáticos que presentan un asma severo de origen alérgico. A menudo, los mucolíticos se recetan cuando existe una hipersecreción bronquial, que se observa con frecuencia en la enfermedad asmática. Los antibióticos se prescriben para tratar sobre-infecciones de los bronquios o de la nariz. En general, se recetan cuando aparecen infecciones asociadas como otitis o angina bacteriana.
Los leucotrienos son moléculas que se liberan durante la reacción alérgica, ocasionan dificultad para respirar en las personas asmáticas y también intervienen en inflamaciones, ya que son importantes mediadores de la inflamación de las vías respiratorias. Los antileucotrienos son medicamentos en forma de comprimidos, que se oponen a los efectos producidos por estas substancias, al bloquear su acción. Se utilizan cada vez más en el tratamiento de la rinitis y del asma, sobre todo, como prevención del asma de esfuerzo y en el tratamiento de fondo del asma.
Los medicamentos broncodilatadores de acción breve y rápida tratan la crisis de asma mediante la dilatación de los bronquios obstruidos durante un espasmo bronquial. En la mayoría de los casos, el paciente nota rápidamente cómo le ayuda a respirar mejor. La acción de estos medicamentos de duración corta es de cuatro a seis horas. También se pueden utilizar antes de un esfuerzo para evitar la aparición de una crisis, por ejemplo, es efectivo para las personas que presentan asma provocado por el ejercicio (denominado asma de esfuerzo).
Productos de la misma familia, los broncodilatadores de larga duración tienen una acción prolongada. Pueden utilizarse como tratamiento de fondo del asma. A menudo, se prescriben asociados con corticoides locales (en el mismo medicamento).
Con frecuencia, se recomiendan sesiones de fisioterapia respiratoria para ayudar a las personas, sobre todo a los niños, que presentan episodios de sobre-infección bronquial. También permiten enseñar a los asmáticos a respirar mejor, controlar su respiración durante la aparición de una crisis, angustiarse menos y utilizar mejor los diferentes dispositivos necesarios (como dosificadores de aerosoles, turbuhaler o cámara de inhalación) para tomar la mayoría de los fármacos prescritos.
Se utilizan para tratar los síntomas de la rinitis o sinusitis alérgica. No suelen utilizarse para tratar el asma bronquial de causa alérgica. Los antihistamínicos nasales se administran por vía inhalatoria nasal y contribuyen a aliviar los estornudos, los picores en la nariz, la congestión en los senos paranasales, el goteo nasal, la rinorrea o la congestión en la nariz. Pueden tener efectos secundarios, como un sabor amargo en boca y garganta, somnolencia o fatiga. También se pueden administrar por vía oral.
Los corticosteroides alivian los síntomas de la congestión en los senos, ya que disminuyen la inflamación relacionada con la alergia. Por lo general, necesitan receta médica. Los descongestionantes orales proporcionan alivio rápido y temporal de la congestión nasal y de los senos causada por la rinitis alérgica. La mayoría contiene una combinación de medicamentos. También se encuentran los descongestionantes en forma de aerosoles y gotas que alivian la congestión nasal y de los senos nasales, si se usan durante un corto periodo de tiempo. Si una persona utiliza estos medicamentos más de tres días, puede aparecer un agravamiento de la congestión o volverse recurrente.
En el mercado, existen aerosoles para la alergia en las vías respiratorias altas (nariz y senos paranasales) que incluyen las marcas Flonase®, Nasacort®, NasalCrom® y Zicam®. Entre los descongestionantes, se encuentran Zyrtec-D® (combinación de cetirizina y pseudoefedrina), Claritin-D® (combinación de loratadina y pseudoefedrina) y Allegra-D® (combinación de fexofenadina y pseudoefedrina). Mientras que descongestionantes en forma de aerosoles y gotas, existen Tyzine® (tetrahidrozolina), Afrin o Dristan® (oximetazolina). Por su parte, corticoides en forma de aerosoles nasales, se encuentran Nasacort®, Nasonex y Flixonase.
Actualmente, la desensibilización, también llamada inmunoterapia específica o terapia de vacío, constituye el único tratamiento que permite curar ciertas alergias. Consiste en, de manera progresiva, rehabituar al organismo al alérgeno en cuestión. Se administran dosis crecientes de una vacuna alergénica hasta obtener la dosis eficaz. Cuando las vacunas son eficaces, el paciente tiene menos reacciones alérgicas en presencia de los alérgenos a los cuales es sensible.
Este tratamiento está recomendado por la Organización Mundial de la Salud, incluso precisa que debe formar parte del tratamiento de las enfermedades alérgicas. Además, está codificado por un consenso internacional bajo los auspicios de esta organización. Por desgracia, más del 80 % de las personas alérgicas que podrían beneficiarse de esta terapia no saben que este tipo de tratamiento es una opción. Quienes pueden beneficiarse deben responder a ciertos criterios, ya que no todos pueden ser desensibilizados. Asimismo, el médico debe cerciorarse de que el paciente es capaz de comprometerse a un tratamiento prolongado y que lo seguirá de forma correcta, a pesar de algunos inconvenientes.
Una desensibilización no genera otras alergias, al contrario, previene la aparición de nuevas reacciones alérgicas. Por ejemplo, muchas personas creen de forma errónea que desensibilizarse al polen provocará otra alergia, como a los ácaros. Uno de los objetivos de la desensibilización es prevenir la aparición de otras alergias. El tratamiento dura de 3 a 5 años, lo cual puede parecer largo, pero hay que considerar que las alergias son padecimientos crónicos —al igual que la hipertensión o la diabetes— y este tipo de enfermedades necesita tratamientos prolongados.
Antes de empezar una desensibilización, el doctor debe explicar al paciente (o a los papás del niño) el desarrollo, las ventajas, los inconvenientes, los efectos secundarios y los riesgos de fracaso del tratamiento. También debe precisar que se suspenderá al cabo de un año, aproximadamente, en el caso de una desensibilización a los ácaros, o al cabo de 2 sesiones polínicas, si no se ha constatado ninguna mejoría. A menudo, se le propone al paciente un plazo de reflexión antes de comprometerse.
Actualmente, la vía sublingual se utiliza en más del 70 % de los casos. Consiste en depositar algunas gotas del extracto alérgico debajo de la lengua y dejarlo fundir durante 2 minutos sin tragar. Puede provocar reacciones locales, picor o una pequeña molestia en la boca. Son excepcionales los episodios de rinitis, tos, asma o urticaria después de la administración de la vacuna. Hasta el día de hoy no se ha observado ninguna reacción severa. Por otra parte, numerosos estudios han demostrado la buena tolerancia de estos productos. Los comprimidos para disolver en la lengua se propondrán en un futuro próximo a algunos alérgicos al polen.
La desensibilización en forma de inyección, el método más antiguo y más conocido, consiste en inyectar una dosis del extracto alergénico en la parte superior del brazo con una jeringa y aguja fina. Debe realizarse ante la presencia de un médico o enfermera. Después de la inyección de una vacuna, es necesario permanecer en el consultorio médico entre 20 y 30 minutos. No se debe hacer deporte durante las horas siguientes.
Las reacciones suelen aparecer donde se aplicó la inyección, como enrojecimiento e hinchazón más o menos dolorosa. Las reacciones generales son raras y pueden ser una rinitis, crisis asmática o urticaria. En general, se producen algunos minutos después de la inyección o de salir de la consulta. Según el tipo de reacción, el médico prescribe antihistamínicos, broncodilatadores o corticoides. También pueden producirse reacciones severas, aunque son excepcionales, como un choque anafiláctico. En este caso, necesitan una inyección de adrenalina y atención urgente.
Cuanto antes se empiece la desensibilización, más oportunidades hay de curar la alergia. Puede proponerse a los niños de 4 o 5 años de edad en adelante. La desensibilización reduce la aparición de nuevas alergias, por ejemplo, evita la aparición de asma en personas que sufren de rinitis alérgica. Por su parte, la desensibilización a los ácaros y al polen tiene un éxito entre el 60 % y el 70 % de los casos. Además, disminuye el consumo de medicamentos sintomáticos.
Mientras que los resultados de la desensibilización a los venenos de himenópteros son excelentes, con más del 90 % para la abeja y la avispa. Se efectúa solamente en forma de inyección. La primera parte del tratamiento se lleva a cabo en el hospital, durante medio día o un día. Posteriormente, se prosigue el tratamiento en la consulta del médico. Se administra, habitualmente, una inyección al mes.
Foto: © Andrzej Tokarski – 123RF.com