Alergia a los ácaros

Los ácaros, primos de los arácnidos, son unos bichos microscópicos parecidos a las arañas. Aunque son invisibles para el ojo humano, causan alergias frecuentemente.

Ácaros en el cuerpo

Los ácaros generan alergias y provocan síntomas de diferentes tipos como asma, rinitis, conjuntivitis y dermatitis atópica. En casos excepcionales, pueden provocar reacciones digestivas y de anafilaxia cuando se toman alimentos con harina contaminada con ácaros.

Qué son los ácaros y dónde se encuentran

Los ácaros tienen cuatro pares de patas que, en su última parte, cuentan con pelos y garras. Miden entre 0,2 mm y 0,4 mm de longitud. Solo viven de 2 a 3 meses, pero se reproducen rápidamente bajo condiciones favorables de humedad (de 65 % a 80 %) y una temperatura entre 20 ºC y 30 ºC. Por ejemplo, en un lugar con 85 % de humedad, los ácaros comen más, lo que genera más residuos de su parte.

Los ácaros se desarrollan en el interior de las casas, incluso en las más limpias. Se pueden encontrar en la ropa de cama, las cortinas, los peluches, los colchones, las alfombras o las moquetas (tela de lana). Se acumulan en lugares oscuros, alejados de la luz solar, donde existe alimento. Se reproducen a una velocidad vertiginosa, ya que una hembra pone de 20 a 80 huevos que se hacen adultos en unos 3 meses. Por otra parte, 0,25 gramos de escamas pueden alimentar a varios millones de ácaros durante 3 meses.

Hay más de 50.000 variedades de ácaros. Los más abundantes en el polvo de casa son los dermatophagoides pteronyssinus (DP) y los dermatophagoides farinae (DF). Prácticamente inexistentes por encima de los 1.800 metros de altitud, los ácaros se encuentra sobre todo en las costas y las islas. En zonas de meseta disminuye la cantidad de ácaros, mientras que en la montaña desaparecen.

Qué nos producen los ácaros

Los ácaros se alimentan de los productos descamados de la piel humana, pelos y uñas, por ejemplo, eliminamos 50 millones de escamas cutáneas cuando dormimos y un colchón puede contener 2 millones de ácaros. Un gramo de polvo puede contener de 2.000 a 10.000 ácaros, aunque su presencia no significa que la habitación no esté limpia. Una tasa de 2 mg de ácaros por gramo de polvo puede sensibilizar a una persona alérgica y 10 mg por gramo de polvo puede provocar una crisis de asma.

También se encuentran los ácaros en granjas, establos, graneros y fábricas. El ácaro siro vive en la piel de algunos quesos. Contrario a los del polvo de casa, estos ácaros se alimentan de harinas, granos y cereales, pero provocan los mismos síntomas de alergia que los ácaros domésticos.

Síntomas que provocan los ácaros

Los ácaros son responsables del 50 % de las manifestaciones alérgicas. Los detritus (residuos) de los ácaros muertos y sus deposiciones provocan la alergia. Si se inhalan, pueden generar asma o rinitis, mientras que el contacto con la piel provoca eczema o dermatitis atópica.

Los síntomas son más comunes en otoño y se prolongan durante el invierno porque, generalmente, las casas están menos ventiladas en estas estaciones y se dan las condiciones ideales de temperatura y humedad para que proliferen los ácaros.

Por otra parte, una persona alérgica a los ácaros puede desarrollar alergias cruzadas si come mariscos y caracoles o si está en contacto con cereales.

Cómo eliminar los ácaros

Aspirar por 30 o 40 minutos para eliminar 20 % de los alérgenos de los ácaros. La aspiradora debe estar equipada con un filtro HEPA (alta eficacia para las partículas aéreas) o usar doble bolsa para evitar que los ácaros se dispersen de nuevo en el ambiente. Es importante limpiar, sobre todo, los lugares donde se pueda acumular polvo y debajo de la cama. Se recomienda ventilar la habitación tras haber pasado la aspiradora.

Cepillar y sacudir las alfombras en el exterior de la habitación, evitar los sprays que limpian cristales y los detergentes que puedan agravar las manifestaciones alérgicas. Limpiar el polvo de los muebles con un trapo húmedo de forma regular y no utilizar el plumero, ya que favorece la dispersión de los ácaros.

Entre los consejos para evitar la exposición a los ácaros, está ventilar la habitación todos los días, tanto en invierno como en verano, entre 30 y 60 minutos cada día. Evitar los calentadores eléctricos que echan aire y pasar la aspiradora cada tercer día. Lavar los cojines, edredones y mantas cada mes, como mínimo, con agua lo más caliente posible. Colocar la ropa en un armario cerrado. Una noche al mes poner los peluches en el congelador envueltos en una bolsa de plástico. Mantener la temperatura de la habitación entre 18 ºC y 19 ºC como máximo y la humedad entre 50 % y 60 %.

Cómo limpiar los colchones de los ácaros

Cambiar las sábanas cada semana y lavarlas a la temperatura más alta posible (60 grados, aproximadamente). No usar las literas porque quien duerme en la cama de abajo respira los ácaros que provienen del colchón de arriba. Se recomiendan los somieres de láminas en las camas de los alérgicos. Deben elegirse almohadas y edredones de material sintético con el fin de evitar las plumas, donde hay riesgo de encontrar ácaros. Utilizar una funda antiácaros o hermética que cubra el colchón y la almohada por completo, ya que permiten disminuir el contacto con los ácaros. Estas fundas pueden lavarse en máquina a 60 ºC.

Tratamiento natural de la alergia a los ácaros

En cuanto a las plantas medicinales, la mejor es el tomillo en infusión. También la salvia puede ser eficaz y hacer vahos con aceite esencial de eucalipto. La mantecona (Petasites hypridus) es una planta medicinal que ayuda a aliviar los síntomas de las alergias. Se toma en infusión igual que el tomillo o la salvia.

Cómo curar la picadura de ácaros en la piel

Los acaricidas son productos químicos capaces de matar a los ácaros, así como sus huevos y larvas. Algunos destruyen también el moho que representa una fuente importante de alimentación para los ácaros. Hay acaricidas en forma de aerosol, polvo, espuma o líquido. En este último caso, se aplica gracias a un pulverizador adaptado. Existen numerosos acaricidas que se venden en farmacias o directamente en los laboratorios que producen artículos antialérgicos.

Hay que desconfiar de ciertos productos que se venden fuera del mercado médico, ya que pueden tener una acción acaricida, pero no matan los huevos ni las larvas. Puedes consultar cualquier duda con tu médico o farmacéutico. No utilices los acaricidas de las tiendas de horticultura porque solo sirven para tratar los vegetales.

Sé prudente y no inviertas demasiado dinero en productos antiácaros. Las alergias y los ácaros se han convertido en un auténtico mercado para las empresas. Por tanto, no te fíes inmediatamente de estos artículos, pues no siempre ofrecen una garantía de eficacia.

La persona alérgica o asmática no debe aplicar el acaricida, ya que el producto puede provocar una crisis por sus propiedades irritantes. Algunos sprays acaricidas están equipados con una válvula que permite liberar automáticamente el producto en la habitación. Hay que tratar todos los lugares predilectos de los ácaros —en particular, el colchón (ambas caras) y los asientos de tela— y dejar actuar el producto durante el tiempo indicado, por lo general entre 2 y 4 horas según la marca. Es importante ventilar la habitación durante varias horas después de aplicar el acaricida.

Tratamiento de la alergia a los ácaros

Existen dos tipos de tratamiento, compatibles entre sí, y que forman parte del tratamiento etiológico de la alergia: evitar la exposición a los alérgenos y la inmunoterapia o vacunas de la alergia.

Las medidas para evitar la exposición a los ácaros son especialmente importantes en la habitación de las personas con alergia. Deben ser lo más sencillas y menos recargadas posible para reducir al máximo los objetos donde se pueda acumular polvo. Las paredes y el suelo han de ser lisos y fáciles de limpiar: no debe haber papel pintado en las paredes, ni moquetas ni alfombras. Si se usan cortinas que sean ligeras y fáciles de lavar para limpiarlas a menudo. Las persianas de láminas son difíciles de limpiar. También es importante evitar los cabezales de cama tapizados, las sillas o butacas de tela y los cojines. No debe haber peluches ni muñecos de tela, ya que en ellos se acumula polvo y no se debe permitir que el niño duerma con ellos. Se deben cambiar por muñecos de plástico, lavables bajo el grifo.

La inmunoterapia o vacuna contra la alergia a los ácaros consiste en aplicar inyecciones de dosis mínimas del alérgeno durante un periodo de 3 a 5 años. Al finalizar el tratamiento, la vacuna consigue que el organismo deje de reconocer a los ácaros como sustancias dañinas y, por lo tanto, desaparecen las manifestaciones de la alergia. Esto sucede en un alto porcentaje de personas. Las vacunas siempre deben administrarse en unidades de inmunoterapia formadas por personal médico y de enfermería, que tienen la experiencia suficiente para el manejo de estos tratamientos, ya que su administración puede provocar reacciones alérgicas.

Actualmente, existen las vacunas sublinguales que se aplican en forma de gotas debajo de la lengua y, de esta forma, se evitan los pinchazos y pueden aplicarse en casa. Debe ser un alergólogo el médico que prescriba las vacunas.

Foto: © Sebastian Kaulitzki – Shutterstock.com

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