La adenopatía axilar es el aumento de volumen de uno o varios de los ganglios linfáticos situados al nivel de las axilas. Esta modificación en el tamaño de uno o varios de los ganglios no debe ser tomado a la ligera, ya que puede tener causas múltiples, algunas benignas (infección, enfermedad por arañazo de gato) y otras más graves (cáncer, leucemia, tuberculosis). Sin embargo, siempre debe ser consultado con el médico.
La adenopatía axilar puede ser caliente y dolorosa o dura e indolora. En el primer caso estos síntomas son más tranquilizadores ya que la causa más probable es una infección puntual, o de evolución más larga como una mononucleosis. En el segundo caso, la linfadenopatía puede ser sospechosa de enfermedades más graves: cáncer de mama, enfermedad de Hodgkin, sarcoidosis, tuberculosis, enfermedad autoinmune, enfermedad de la sangre. El tamaño de los ganglios, su consistencia o su sensibilidad son factores a tener en cuenta.
En la primera visita al médico se realiza un examen clínico para evaluar el tamaño y la consistencia del ganglio. Cuando encontramos un contexto causal evidente, como una infección local en el brazo del mismo lado, no es necesaria una nueva revisión. A veces, pruebas adicionales pueden llevarse a cabo: análisis de sangre, radiografías, mamografías en las mujeres o una punción ganglionar.
Las adenopatías axilares pueden ser síntoma de enfermedades que pueden ir desde la más benigna a las más graves. El tratamiento será, por lo tanto, en función de la causa de la inflamación. Las infecciones pueden ser tratadas con simples antibióticos. El cáncer de mama o la leucemia necesitarán tratamientos quirúrgicos, quimioterapia adecuada, a veces trasplantes. En los casos de linfadenopatías en relación con el cáncer de mama, el vaciamiento ganglionar axilar o limpieza de los ganglios afectados a veces es necesario.
La prevención que se aplica en estos casos debe ser plural ya que se refiere a todas las posibles enfermedades que pueden causar adenopatías axilares.