La enfermedad por arañazo de gato, o linforeticulosis benigna por inoculación, es una enfermedad infecciosa. Se presenta a cualquier edad, pero sobre todo los niños son las víctimas. Es causada por una bacteria llamada Bartonella henselae, presente en el suelo, que entra en el organismo a través de una pequeña herida en la piel, a menudo de una mordedura o un arañazo de gato, de ahí su nombre. Se manifiesta por inflamación de los ganglios linfáticos por encima de la zona drenada: a menudo encontramos adenopatías a nivel de la axila o del cuello, secundarias a una lesión en la mano o el brazo, en niños que acarician un gato.
Los síntomas de la enfermedad por arañazo de gato son:
El diagnóstico de la enfermedad por arañazo de gato se hace ante la presencia de estos síntomas clínicos y la búsqueda de un contacto en el mes precedente con un gato, a veces la memoria de un rasguño o de una mordedura. La presencia de un gato en el círculo cercano al paciente refuerza la sospecha clínica. En caso de duda, un análisis de sangre con un estudio serológico puede confirmar el diagnóstico. En muy raras ocasiones, una biopsia de un ganglio linfático afectado permite la confirmación del diagnóstico.
La enfermedad por arañazo de gato evoluciona espontáneamente hacia la curación y es absolutamente seguro: de ahí la falta de necesidad de tratamiento. Sin embargo a veces se puede dar un antibiótico como en el caso de las personas cuyas defensas están bajas. Los ganglios linfáticos pueden permanecer inflamados durante dos o tres meses.
Para prevenir la enfermedad por arañazo de gato se deben evitar arañazos o mordeduras y si esto sucede, desinfectar bien las heridas. Se deben tomar precauciones y lavarse las manos con agua y jabón después de tocar un gato; también es importante que el gato no tenga pulgas y que sea revisado por el veterinario de forma periódica. No es recomendable privar a los niños de la compañía de un gato, ya que a medida que tienen contacto con el animal los niños desarrollan su inmunidad natural.