La psicosis es un término psiquiátrico que define una enfermedad mental en la que el paciente no es consciente de su problema. Es un término genérico que significa una pérdida de contacto con la realidad. Las psicosis tienen en común la presencia de un delirio que define una visión errónea de la realidad con un discurso y unas ideas contrarias a los hechos objetivables asociadas a un síndrome disociativo, alteraciones en el funcionamiento intelectual, en la conducta y en las emociones. La psicosis ocurre generalmente en adultos jóvenes, pero en ocasiones se pueden detectar síntomas ya desde la infancia. La enfermedad es incurable y de por vida. Hay dos categorías principales de psicosis: la esquizofrenia y las psicosis crónicas no esquizofrénicas.
Todos estos síntomas no son reconocidos por el paciente, que no es consciente de estos trastornos.
El diagnóstico de la psicosis se basa en la observación de los signos clínicos; sólo puede darse después de varias entrevistas con el paciente. Un cierto número de exámenes complementarios, como un análisis de sangre y a veces un escáner cerebral, se deben realizar para eliminar un origen orgánico.
El tratamiento de la psicosis debe ser precoz para que sea eficaz. El tratamiento de estos trastornos se basa en una combinación de fármacos antipsicóticos y atención psiquiátrica. Este apoyo también se debe extender a los miembros de la familia. Una persona con psicosis puede después de un largo período de atención controlar su enfermedad con un seguimiento regular.
Ciertos signos evocadores de una posible evolución a la psicosis pueden ser detectados desde la infancia. Un diagnóstico temprano permite un tratamiento precoz y con frecuencia evitar una posible evolución hacia el autismo.