Los tumores intracraneales pueden ser benignos o malignos. En los adultos, se localizan sobre todo por encima de la tienda del cerebelo, parte de la meninge que separa el cerebro por encima del cerebelo de debajo. Entre los tumores benignos que se encuentran normalmente por fuera del tejido cerebral en sí, encontramos los schwannomas, que se desarrollan a partir de un tipo de célula particular (las células de Schwann) y los meningioma que se desarrollan en la meninges, una de las tres membranas que recubren y protegen el cerebro. Los tumores malignos o cánceres del cerebro, también son de varios tipos, pero se localizan sobretodo a nivel de la parénquina cerebral. En todos los casos, un tumor a nivel del cerebro a menudo provoca signos similares que inicialmente no permiten definir su carácter benigno o maligno; incluso aunque las técnicas de imágenes orienten hacia un origen, la muestra de una toma o biopsia, es necesaria para hacer el diagnóstico con certeza.
Las manifestaciones debidas al desarrollo de un tumor en el cerebro se explican por el aumento de la presión en la caja craneal que es inextensible, inducida por este proceso de crecimiento: hablamos, en estos casos, del síndrome de hipertensión intracraneal que se manifiesta por:
A veces el tumor puede descubrirse antes de que haya generado síntomas, dado que el tumor va aumentando de tamaño gradualmente y los mecanismos de compensación lentos impiden poner en marcha este síndrome de hipertensión intracraneal: en estos casos será una imagen de imaginería la que descubra el tumor.
El diagnóstico de un tumor cerebral se realiza a través de un escáner o, más a menudo, de una RMN. En función del tipo de tumor que se sospecha se realizará un estudio de extensión, es decir, diversos exámenes en busca de un tumor primitivo. Un tumor cerebral puede ser una metástasis nacida de la migración de células cancerosas desde otro órgano, o a la inversa, puede dar lugar a metastásis en otras partes del cuerpo a partir de un tumor cerebral primitivo. Si el estudio de extensión es negativo podemos considerar al tumor como primitivo del cerebro y es necesario realizar una biopsia para estudiar su naturaleza.
Si el tumor no es canceroso, se extirpará quirúrgicamente siempre que se encuentre en una zona accesible a la cirugía. Para los cánceres del cerebro, hay tres posibilidades principales: quimioterapia, cirugía y radioterapia. La quimioterapia consiste en tomar medicamentos que destruyen las células cancerosas. Se puede utilizar además de la radioterapia antes de la cirugía para facilitar la operación, o después de esta última para destruir las células tumorales restantes. La cirugía consiste en la extirpación del tumor. La radioterapia utiliza los rayos para destruir las células cancerosas.
No es posible prevenir los cánceres de cerebro en la medida en que su origen sigue siendo desconocido a día de hoy. Sin embargo, los tumores cerebrales son, en una buena parte, secundarios a otros tipos de cáncer, lo que significa que si se detectan y se tratan a tiempo los cánceres de origen, las posibilidades de propagación al cerebro se reducen.