Una fisura anal es una pequeña lesión que parece una herida levemente hundida situada en el ano, que causa dolor y sangrado en el momento de la defecación.
En los casos raros en los que la fisura anal no desaparece por sí misma o con tratamiento médico y el dolor es muy intenso es necesario operar. La operación, que se realiza bajo anestesia general o local, consiste en cortar un pequeño número de fibras musculares que se encuentran en el esfínter del ano, en la zona de la fisura: la tensión ejercida por el músculo a nivel de la fisura se reducirá y así se permitirá la cicatrización. La complicación más frecuente de esta operación es una dificultad para retener las heces durante unos pocos días después de la operación.