Los síntomas de la hipoglucemia deben ser perfectamente conocidos por el diabético, ya que corre el riesgo de padecerla en algún momento. La hipoglucemia corresponde a una glucemia inferior a 70 mg/dL (3,9 mmol/L).
La hipoglucemia es un nivel por debajo de lo normal del azúcar en la sangre. Un conteo menor a 70 mg/dL se considera un nivel bajo y puede ser perjudicial.
Las personas que sufren diabetes también pueden presentar hipoglucemia, situación que puede agravar la enfermedad. Las personas diabéticas que toman medicamentos como insulina, glipizida o acetohexamida, entre otros, corren el riesgo de padecer hipoglucemia. Por lo que es importante identificar los síntomas para actuar a tiempo.
Algunos de los problemas más frecuentes que podemos encontrar en una persona diabética son la hipoglucemia (cuando el nivel de azúcar en la sangre es muy bajo) y la hiperglucemia (cuando el nivel de glucosa en la sangre es demasiado alto).
Entre los síntomas de hipoglucemia encontramos cambios de humor, visión borrosa, dolor de cabeza, temblores, somnolencia y sensación de hambre. En caso de hipoglucemia, lo que se debe hacer es comer o beber algo que aumente el nivel de azúcar rápidamente como un jugo de frutas o algún dulce. Si al cabo de 15 minutos los síntomas persisten, hay que repetir el tratamiento.
La hiperglucemia aparece cuando los niveles de azúcar se encuentran por encima de 250 mg/dl o superan ampliamente los objetivos de control establecidos. Los síntomas de la hiperglucemia son boca seca, sed intensa, vómitos, dolor de estómago, aliento con un olor afrutado, respiración rápida y cansancio. Si el paciente no recibe tratamiento la situación puede evolucionar hacia un coma. El tratamiento consiste en reponer líquidos y administrar insulina hasta conseguir un nivel de glucemia adecuado.
Cuando se presenta una hipoglucemia en un niño puede aparecer sensación de hambre o náuseas, sudoración excesiva, ansiedad, confusión o cambios en el comportamiento, aumento de la frecuencia cardiaca, debilidad, alteraciones en la visión con aparición de una visión borrosa, mareos o vahídos y dolor de cabeza.
Un nivel bajo de azúcar en la sangre en bebés recién nacidos se conoce con el nombre de hipoglucemia neonatal. Se refiere a un nivel bajo de azúcar (glucosa) en la sangre durante los primeros días después del nacimiento. Antes de nacer el feto recibe la glucosa de la madre a través de la placenta. Después del nacimiento, el bebé obtiene la glucosa a través de la madre que le da de amamantar o a través de la leche que le suministra el biberón. El bebé también fabrica glucosa en el hígado.
El nivel de glucosa en el bebé puede disminuir cuando hay demasiada insulina en la sangre, cuando no fabrica suficiente glucosa, cuando el bebé consume más glucosa de la que fabrica o cuando el bebé no se alimenta lo suficiente.
A veces los bebés que tienen hipoglucemia no presentan síntomas. En caso de que existan factores de riesgo de hipoglucemia, el bebé debe tener controles estrictos de la glucemia, aunque no presente síntomas. En un bebé con hipoglucemia podemos encontrar coloración azulada de la piel o palidez, problemas respiratorios como pausas en la respiración (apnea) o respiración muy rápida, irritabilidad, falta de apetito, musculatura flácida, vómitos, problemas para mantener el calor corporal, sudoración, escalofríos, temblores o convulsiones.
Entre las causas de hipoglucemia están los desequilibrios ligados al tratamiento (un exceso de insulina o de medicamentos puede aumentar la producción de insulina y desencadenar una bajada de la glucemia); los descuidos en la alimentación (olvido de una comida o de un tentempié, exceso alimentario, problema para absorber glúcidos); la acción de ciertos medicamentos o la ingesta de alcohol.
La actividad física puede provocar un desequilibrio de la glucemia, puesto que el ejercicio muscular aumenta el consumo de glucosa pudiendo acarrear riesgos de hipoglucemia. La hipoglucemia puede aparecer durante el ejercicio o varias horas más tarde.
Los síntomas de la hipoglucemia pueden cursar con palpitaciones, palidez, náuseas, fatiga intensa, transpiración abundante, debilidad muscular, temblores y malestar en general.
Los casos de hipoglucemia son más comunes en los pacientes con antecedentes de episodios de hipoglucemia frecuentes o graves. Así como en los diabéticos tratados con insulina; con complicaciones renales, hepáticas o neuropatías; que controlan mal su glucemia, se saltan comidas o consumen alcohol. También en los diabéticos deprimidos, que tiran la toalla y siguen mal su tratamiento.
Es importante respetar la alimentación y no saltarse comidas o tentempiés. Conocer bien las medidas a adoptar durante una actividad física y evitar consumir alcohol sin haber comido. Pedir información al médico o farmacéutico sobre los riesgos que puede representar la toma de un nuevo medicamento, plantas, fitoterapia (uso de productos de origen vegetal) o complementos alimentarios.
Hay que controlar la glucemia regularmente, respetar los tratamientos prescritos, sus dosis y horarios. Tener permanentemente a la mano el lector de glucemia. Informar al entorno familiar sobre los riesgos ligados a la hipoglucemia, los medios para afrontarla y enseñarles cómo controlar la glucemia. Hay que llevar un carnet encima que mencione la diabetes y tener al menos tres azucarillos y un tentempié a la mano.
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