El objetivo del tratamiento de la diabetes es mantener una glucemia normal, así como una hemoglobina glicosilada inferior al 7 %.
El tratamiento de la diabetes se adapta a las necesidades del paciente durante el transcurso de la enfermedad. Además, varía según cada persona y el tipo de diabetes. Por lo general, las medidas dietéticas, el control de la alimentación y la actividad física son suficientes para equilibrar la diabetes tipo 2, cuando no aparecen complicaciones. Mientras que la diabetes de tipo 1, diabetes insulinodependiente, se trata con la ayuda de la insulina.
Algunos pacientes pueden controlar la diabetes tipo 2 si vigilan su alimentación y hacen ejercicio físico, pero muchos necesitan tomar fármacos. La dieta debe ser baja en calorías y es necesario no tomar azúcares simples. Hay que reducir el peso en caso de obesidad o sobrepeso y aumentar la actividad física. Cuando estas medidas no son suficientes para normalizar la glucosa en la sangre se deben prescribir medicamentos.
Entre los fármacos para la diabetes, se encuentran las biguanidas (por ejemplo, metformina) que reducen la glucosa que fabrica el hígado. Los inhibidores de DPP-4: el organismo fabrica más insulina cuando se necesita y el hígado libera menos glucosa. La insulina (de acción rápida, acción intermedia o acción prolongada): es una hormona que se administra con una inyección para ayudar a controlar los niveles de glucosa. Los inhibidores de alfa-glucosidasa (por ejemplo, acarbosa, miglitol) retardan el aumento de glucosa después de la ingesta de alimentos, lo que desacelera la degradación y la absorción de los hidratos de carbono. Las sulfonilureas (por ejemplo, gliburida, glipizida, glimepirida) estimulan el páncreas para que libere insulina. Las glitazonas (o TZD, por ejemplo, rosiglitazona, pioglitazona) ayudan al organismo a utilizar la insulina y a llevar glucosa a las células.
Para estos pacientes solo se puede proponer el tratamiento con insulina, ya que su páncreas es incapaz de producirla. La insulina también se prescribe en algunos casos de diabetes tipo 2 cuando la dieta alimenticia, el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar los niveles de glucosa en la sangre.
Un 10 % de las mujeres embarazadas sufren diabetes durante la gestación. Se trata con dieta, ya que los hipoglucemiantes orales están contraindicados durante el embarazo. El objetivo de este tratamiento es regular el metabolismo materno para que el embarazo y el parto se desarrollen de forma normal.
Durante el trimestre 2 y 3 del embarazo, la madre debe ingerir alrededor de 30 kcal o 40 kcal por kg de peso y día. El aporte de mujeres que sufren de obesidad debe ser inferior, unas 24 kcal por kg de peso y día. También debe recomendarse a la futura madre que realice seis comidas al día, de las cuales la comida y la cena deben ser las que contengan una mayor carga calórica. Se debe evitar el ayuno y debe ser un nutriólogo quien se encargue de indicar el tipo de dieta a realizar.
La futura madre debe tener un control estricto de la glucemia con un medidor en su domicilio. Cuando los valores de glucemia sean superados dos o más veces en el transcurso de una o dos semanas, se debe iniciar un tratamiento con insulina. Este tratamiento solo se prescribe para las embarazadas que no controlan la glucemia en la sangre mediante la dieta.
Se habla de prediabetes para referirse a las personas cuyos niveles de glucosa en la sangre son más altos de lo normal —aunque no son lo suficientemente altos como para ser diagnosticadas con diabetes— y cuando en la prueba de tolerancia a la glucosa los niveles de glucosa se encuentran entre 140 mg/dL y 200 mg/dL. En la prediabetes, los niveles de glucosa en la sangre se encuentran entre 100 mg/dL y 125 mg/dL. Una de cada tres personas que sufren prediabetes desarrollan diabetes tipo 2.
La prediabetes es un trastorno que puede ser reversible si se adoptan unas sencillas medidas. En caso de que haya sobrepeso u obesidad, reducir el peso mediante el ejercicio físico como un hábito regular y una dieta baja en calorías. La mejor dieta es la mediterránea y hay que priorizar los aceites de origen vegetal, el pescado, los cereales integrales, las legumbres y los frutos secos como las nueces. También se deben reducir los azúcares, las harinas refinadas y la grasa de productos cárnicos.
La Stevia rebaudiana es una planta originaria de Paraguay que ayuda a regular los niveles de glucosa en la sangre, ya que no contiene calorías. Se pueden tomar tres infusiones diarias o directamente en extracto o comprimidos. Es fundamental que sea el extracto puro de color oscuro y no un edulcorante refinado al que le han quitado las propiedades.
La canela mejora los niveles de glucosa en la sangre y se puede tomar en comprimidos o consumirla con las comidas. La levadura de cerveza y los berros son ricos en cromo y ayudan a regular los niveles de azúcar. Los guisantes frescos actúan como una insulina vegetal. La bebida vegetal de avellanas contiene fibra soluble y regula la absorción de azúcares. La avena regula los niveles de azúcar en la sangre. También pueden ayudar las ensaladas de ajo, cebolla y zanahoria. Cuando se consuman carbohidratos siempre deben ser integrales.
La fibra soluble (presente en la avena, la cebada, las frutas, las verduras o las legumbres) ralentiza la digestión y la absorción de carbohidratos, disminuye el aumento de la glucosa en la sangre que se presenta después de comer y la respuesta a la insulina. También el agua de coco natural reduce los niveles de glucosa en la sangre. Los hongos reishi, maitake y shiitake son buenos reguladores de los niveles de glucosa.
Los tratamientos de la diabetes son los antidiabéticos orales y la insulina.
La actividad física y el cuidado de la alimentación son parte fundamental del tratamiento de la diabetes. El control y el cuidado de ciertos factores de riesgo, como el sobrepeso, el tabaquismo, el exceso de colesterol y el consumo de alcohol son igualmente indispensables. Hacer deporte, realizar una actividad física regular (caminar, natación, bicicleta), controlar el peso, cuidar la alimentación, tratar la hipertensión arterial, prevenir infecciones urinarias y cutáneas, el cuidado del estado de los pies y tratar la hiperlipidemia (si no se ha normalizado con la pérdida de peso) también son factores a controlar.
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