Perder los kilos de más es la primera etapa, pero el principal objetivo de los que empiezan una dieta es no recuperar esos kilos y estabilizar su peso. Debe plantearse al principio para no sorprenderse después
El tan temido efecto yoyo, es decir, recuperar el peso que habíamos perdido o, incluso, kilos de más es lo que debemos evitar. En primer lugar, para evitar recuperar los kilos perdidos, es importante no volver a hacer el mismo régimen alimentario que hacíamos antes de la dieta.
Cuando hacemos una dieta se elimina el exceso de grasa, por lo tanto, puedes volver a una dieta más o menos normal, pero evita las grasas (fritos, empanados, rebozados, bollería industrial), consume siempre que se pueda las versiones ligeras (leche desnatada, queso desgrasado), no piques entre horas chucherías, patatas fritas o dulces, mejor consume un yogurt desnatado, una pieza de fruta, zanahoria o pocas nueces, por ejemplo. Si almuerzas en un restaurante, revisa los menús con cuidado: si eliges un plato de pasta como primer tiempo, no comas un filete como segundo, mejor opta por una ensalada o verdura.
Continúa con las 5 comidas diarias y prioriza las que sean bajas en calorías, así como la cocina a la plancha, cocida, al vapor o en papillote. No vuelvas a utilizar la freidora, ni consumas fritos ni salsas. Come despacio y mastica mucho, siempre que puedas consume productos integrales. Por la noche evita los hidratos de carbono (nuestro organismo tarda más en quemar las calorías que producen) y consume de preferencia proteínas de carne magra, pescado o pollo y acompaña con vegetales. La cronobiología (ritmo o ciclo en los organismos) te ayudará a escoger qué comer en cada momento.
Acostúmbrate a beber agua y no consumas las bebidas carbonatadas. Se puede consumir una copita de vino al día sin problema, pero evita el alcohol al máximo, especialmente las bebidas de mucha graduación.
La dieta líquida es aquella en la que todas las calorías se consumen en forma de infusiones, licuados y jugos. Este tipo de dieta no suele durar más de 3 días, una semana o un mes como máximo. Algunas dietas líquidas se utilizan como reemplazos de comidas e indican beber batidos proteicos en lugar del almuerzo o de la cena. También hay otras versiones de esta dieta en donde se evita cualquier tipo de suplemento proteico y en su lugar se consumen jugos naturales de fruta para hacer una limpieza digestiva.
Hay que tener en cuenta que son dietas muy bajas en calorías (alrededor de 500 a 800 calorías por día). Al no ser suficiente —sin las cantidades adecuadas de proteínas, carbohidratos, aminoácidos y nutrientes esenciales— privas a tu cuerpo de los ingredientes que necesita para funcionar correctamente. La dieta líquida más popular no ofrece absolutamente ninguna fuente de proteína e incluso, si decides agregar batidos de proteína a tu dieta, consumirás alrededor de 50 gramos de proteína como total, lo que sigue siendo insuficiente.
Sin carbohidratos el cuerpo carece de la energía necesaria para que nuestros órganos funcionen de forma correcta. Por lo que esta dieta provoca mucho cansancio y puedes provocar daños en la vesícula biliar e incluso desarrollar arritmias cardíacas muy peligrosas. Además, las dietas líquidas permiten perder mucho peso en poco tiempo, pero una vez que la persona reanuda una alimentación normal, es muy fácil que recupere el peso perdido.
La nueva dieta debe evitar los kilos de más del pasado. Después de terminar la dieta es indispensable no volver a las malas costumbres que fueron el origen de la subida de peso.
Para continuar con la dieta, se debe introducir de forma progresiva las comidas normales. Para esto haz 4 comidas normales por semana durante un mes y medio, en promedio. Después, puedes hacer 6 comidas normales durante 6 semanas. Pero no olvides realizar varias comidas de dieta, unas 4 o 6 a la semana.
Es importante conservar en lo fundamental las costumbres equilibradas que hayas descubierto o redescubierto gracias a la dieta. Esta actitud garantiza el éxito de mantener el peso deseado después de la dieta.
Es importante privilegiar los azúcares lentos (féculas, legumbres), las verduras en cada comida, las frutas, el pescado y los productos frescos. No consumas azúcares rápidos (refrescos, pasteles), disminuye las materias grasas y no piques entre horas. Utiliza aceite de oliva o de colza.
Cuando nos demos un gusto, compensarlo con comidas ligeras. Una comida fuerte debe ir seguida de una o varias comidas ligeras. Hay que anticiparse a las comidas más fuertes de los días festivos, come más ligero los días previos. En cuanto al alcohol y las bebidas azucaradas, no están prohibido por completo pero no ingieras demasiado. Bebe mucha agua (1 L o 1,5 L cada día) y respeta el número de comidas.
Practicar al menos de 2 a 3 horas por semana o de 30 a 40 minutos de actividad física de intensidad media al día (caminar, subir escaleras, hacer jardinería). Sobre todo se aconseja la natación y la bicicleta. Acostumbrarse a caminar de forma cotidiana, no tomar el ascensor, hacer la compra a pie y hacer deporte que refuerce los abdominales.
En cuanto notes una subida de 2 o 3 kilos, retoma la dieta durante algunos días. Aprende a luchar contra el estrés y aprende a relajarte.
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