Existen una serie de situaciones que predisponen a la aparición de TEV. Los más importantes son:
Son aquellos que vienen determinados genéticamente. Los más frecuentes son la resistencia a la proteína C ( o factor V Leiden) y la mutación de la protrombina que puede afectar a varios miembros de una misma familia.
El pronóstico a largo plazo del paciente que ha sufrido un episodio de TEV puede complicarse debido a la aparición de trombosis recurrentes, a pesar del tratamiento anticoagulante. También puede aparecer un síndrome postrombótico que se caracteriza por una insuficiencia venosa crónica, que cursa con problemas circulatorios y alteraciones en la piel de la extremidad que puede ulcerarse y presentar gangrena.
La detección precoz y la prevención son fundamentales para disminuir las secuelas que puede producir a medio y largo plazo la ETV. Prevenir la ETV es luchar contra los factores de riesgo. Ya que este problema afecta especialmente a los pacientes cardiacos, postoperados, neoplásicos, infectados, etc., será precisamente en ellos en los que debemos instaurar la profilaxis o prevención.
Serán beneficiosas todas las medidas que favorezcan el retorno venoso. Todas las medidas están dirigidas a aumentar el flujo de las venas profundas de las piernas. Las principales son:
Están indicadas principalmente en pacientes con riesgo elevado para ETV. Se han empleado numerosas sustancias como aspirina, heparina y otros anticoagulantes, pero en la actualidad el método de elección es la administración por vía subcutánea de un preparado de heparina de bajo peso molecula. Se ha demostrado que estas sustancias son muy eficaces en la reducción de complicaciones derivadas de la TEV en pacientes con factores de riesgo. Entre las nuevas sustancias, el pentasacárido y el ximelagatran (inhibidor de la trombina) pueden a corto plazo constituir una alternativa a las heparinas de bajo peso molecular en la prevención de la enfermedad tromboembólica venosa.