Todos hemos escuchado frases como "no mires tanto la televisión que te va a hacer daño en los ojos" o " ver la televisión a oscuras es malo". Sin embargo, la mayoria de las personas no saben las razones que existen detrás de estas afirmaciones y otras igual de importantes.
Sí, es malo ver la televisión a oscuras. La zona de la retina que está recibiendo la información de la TV está funcionando bajo unas condiciones de oscuridad (visión mesópica) cuando para ver la televisión debería estar en "Modo luz" (visión fotópica) ya que la televisión envía a nuestros ojos luces de bastante intensidad. Además existe el problema de que no estimulamos la visión periférica y que al estar la pupila muy dilatada por la adaptación a la oscuridad la calidad visual empeora porque las aberraciones ópticas son mayores y la imagen que se forma en la retina no es tan perfecta como cuando la pupila es más pequeña.
La solución a este problema es muy simple y pasa por poner una luz ambiente en la habitación donde veamos la Televisión. No es necesario que esta luz tenga mucha intensidad.
La distancia ideal dependerá del tamaño de la televisión y por supuesto del tamaño de la habitación donde estemos. Es muy importante no tener televisiones excesivamente grandes en salones estrechos que nos obliguen a verla a una distancia más corta de la recomendable.
Unos datos de distancias mínimas recomendables para ver la televisión (dentro de la variabilidad existente entre los diferentes tipos de televisores) serían estos:
.Para una television de 32 pulgadas, 2 metros.
.Para una televisión de 42 pulgadas, 2,5 metros.
.Para una televisión de 46 pulgadas, 3 metros.
.Distancias mayores serían incluso más recomendables ya que de ese modo nos aseguramos que nuestro sistema visual esté enfocado en modo de "Visión Lejana" para así asegurarnos que no estemos haciendo esfuerzos visuales de acomodación.
Debemos procurar situarnos lo más perpendiculares a la pantalla de la televisión (aunque esto puede variar en función del tipo de pantalla de TV que sea) de modo que nos permita evitar posturas forzadas.
Es importante evitar los reflejos sobre la pantalla ya que son muy molestos y además empeoran mucho la calidad de la imagen. Para ello, debemos elegir el mejor lugar para situar la televisión o en su defecto en momentos determinados del día cerrar cortinas o persiana (no totalmente) de la ventana que esté provocando los reflejos.
Si utilizas cristales progresivos en tus gafas tendrás muchos problemas para poder ver la televisión tumbado de lado o sentado con la cabeza recostada en el sofá, por lo que debes intentar mantener la cabeza lo más recta posible y la televisión no muy baja. Una opción buena es hacerte unas gafas con graduación exclusivamente de lejos para ver la televisión.
Normalmente al ver la televisión y mantener la vista fija en la pantalla la frecuencia de parpadeo disminuye mucho por lo que nuestra conjuntiva y corneas se resecan e irritan. Es muy conveniente dentro de lo posible el parpadear más sobre todo las personas que noten sensación de sequedad o irritación, siendo recomendable en algunos casos utilizar gotas humectantes (lágrimas artificiales) para lubricar correctamente el ojo. Los intermedios son un momento estupendo para que puedas hacer unos ejercicios de parpadeo.
El parpadeo además es bueno porque permite en el escaso tiempo que dura que las células fotorreceptoras de nuestra retina descansen temporalmente (fracciones de segundo) y se recuperen del esfuerzo de mantener la atención hacia un mismo punto (esta estimulación continuada produce un desgaste).
Es un tema delicado ya que hay muchas personas que tienen una visión en 3 dimensiones reducida o nula podrían tener muchas dificultades para verlas. Incluso teniendo una buena visión en 3 D, las exigencias este tipo de visión nos obligan a realizar un esfuerzo a nivel cerebral y visual muy grande que nos producirá más fatiga visual que ver la televisión en formato normal.
Si al ver la televisión ves borroso, te duele la cabeza o se te irritan los ojos, debes de realizar un control de visión acudiendo al optometrista o al oftalmólogo para descartar que necesites gafas graduadas o en caso que ya seas usuario te haya variado la graduación.