La broncoscopia es una prueba diagnóstica que permite ver la vía respiratoria (laringe, tráquea y bronquios de mayor tamaño) y recoger muestras de secreciones respiratorias, tejido bronquial o pulmonar o ganglios del mediastino. En algunas ocasiones puede tener un fin terapéutico.
¿Cómo se desarrolla la prueba?
Tras administrar medicación para disminuir las molestias que pueden causar esta prueba (ansiedad, nauseas o tos) se instila un líquido anestésico en las fosas nasales y la faringe. Al momento suele aparecer una sensación de mal gusto, tos y adormecimiento en la garganta, con sensación de no poder tragar o de no respirar, y que se debe a la anestesia de la zona.
Posteriormente se introduce el broncoscopio a través de las fosas nasales o de la boca. La respiración tranquila y profunda facilita la buena realización de la prueba y su buena tolerancia. Tras avanzar por la faringe y la laringe se llega a las cuerdas vocales y posteriormente se introduce el tubo pasando a su través a la tráquea y bronquios. Se va colocando anestesia local desde las zonas más externas a las más profundas.
Prueba ambulatoria
Todas las intervenciones se realizan con sedación en una sala dedicada exclusivamente a este propósito. La mayoría de las broncoscopias se realizan en pacientes ambulatorios y no precisan ingreso hospitalario.
¿Cuándo se pide una broncoscopia?
La broncoscopia permite:
- Controlar una hemorragia de las vías respiratorias (hemóptisis) y buscar su origen
- Extraer cuerpos extraños que han sido aspirados a las vías respiratorias
- Aspirar secreciones que obstruyan las vías respiratorias
- Identificar distintos gérmenes en infecciones pulmonares (tuberculosis o neumonías)
- Abrir el paso en obstrucciones de los bronquios mayores o tráquea debidas a tumoraciones, tejido inflamatorio, etc mediante distintas técnicas más complejas (láser, terapia fotodinámica, braquiterapia, cauterización o crioterapia)
- Colocar una prótesis en la tráquea o en los bronquios mayores cuando aparece un estrechamiento a nivel de estas vías
Se pueden realizar diversos procedimientos
Una vez que se ha localizado la zona que se va a tratar se pueden realizar diversos procedimientos complementarios que ayudan al médico a completar el diagnóstico:
- Una biopsia bronquial: se trata de recoger una muestra de la pared bronquial con una pinza para su análisis posterior.
- Una biopsia transbronquial: se obtiene una muestra de tejido pulmonar a través del bronquio. Principalmente se realiza para el estudio de algunas enfermedades llamadas intersticiales (fibrosis pulmonares) o nódulos pulmonares. Frecuentemente se lleva a cabo con control simultáneo de radiología.
- Una punción transbronquial o transtraqueal: se puncionan con una pequeña aguja ganglios o formaciones próximas a los bronquios o la tráquea
- Un aspirado bronquial: se aspiran secreciones procedentes del bronquio para examinar las células bronquiales o buscar gérmenes, principalmente de la tuberculosis
- Un lavado broncoalveolar: consiste en instilar suero dentro de un bronquio y aspirarlo posteriormente con objeto de recoger muestras de los alvéolos. El análisis del líquido recogido sirve para diagnóstico de tumores, enfermedades intersticiales, enfermedades infecciosas, etc., así como para fines de investigación.
- Un cepillado bronquial: se realiza a través de un pequeño cepillo con el que se recogen muestras de la mucosa bronquial. Su objeto es analizar las células de la mucosa para descartar tumores o su cultivo para el diagnóstico de neumonías de especial gravedad o que no responden al tratamiento pautado.
¿En qué enfermedades se realiza esta prueba?
- Cáncer de pulmón
- Cuerpos extraños traqueales, bronquiales o pulmonares
- Infecciones pulmonares
- Nódulos pulmonares
- Tuberculosis
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