El diagnóstico de la flebitis superficial es, fundamentalmente, clínico. Los síntomas de una flebitis superficial son inconfundibles ya que la vena bloqueada, se hincha, se inflama y produce mucho dolor. Otros síntomas a destacar son el aumento de temperatura del miembro afectado y la presencia de un tono rojo-violeta con mucha tensión en la vena.
El diagnóstico de la flebitis superficial es rápido y fácil ya que el médico sólo necesita observar la zona afectada y palpar la vena obstruida. Sin embargo debe tenerse en cuenta que la flebitis superficial se puede confundir con dos patologías: la celulitis bacteriana y la inflamación de los conductos linfáticos.
El diagnóstico de la flebitis superficial está basado en el examen físico realizado por un médico. El calor, la sensibilidad, el enrojecimiento y el hinchazón a lo largo del trayecto de una vena es un signo de flebitis o tromboflebitis superficial. Una ecografía de la zona ayuda a determinar el diagnóstico de flebitis o excluirlo.
La trombosis venosa profunda, en general, no produce síntomas evidentes, lo que la hace muy peligrosa, porque se manifiesta cuando una persona sufre una embolia pulmonar, cerebral o presenta alguna otra consecuencia casi siempre mortal.
En ocasiones la tromboflebitis profunda se manifiesta con un aumento de la temperatura local, dolor cuando se palpan los músculos regionales y los trayectos venosos principalmente de la pantorrilla, además de hinchazón y dificultad para caminar. También aparece malestar general, cansancio y fiebre.
Para confirmar el diagnóstico se pueden requerir revisiones frecuentes del pulso, presión sanguínea, temperatura, condición de la piel y circulación además de ordenar una Ecografía Doppler en la que se emplean ondas de sonido para monitorear y estudiar el flujo sanguíneo.
La trombosis venosa profunda es más difícil de diagnosticar, pero la mayoría de los bloqueos se pueden detectar mediante un ultrasonido Doppler y una radiografía especial de la vena.
Otros estudios importantes pueden ser una arteriografía de la extremidad afectada y estudios de coagulación sanguínea.
El D-dímero es un análisis de sangre útil para determinar si hay flebitis. Es un producto químico que se libera por los coágulos de sangre cuando empiezan a degradarse. Un dímero D normal hace que el diagnóstico de tromboflebitis sea improbable. La limitación de esta prueba es su falta de especificidad, lo que significa que un elevado nivel de D-dime puede venir de otras condiciones incluyendo la cirugía reciente, el otoño, el embarazo, o un cáncer subyacente.
Una flebitis se debe diferenciar de una celulitis (infección superficial de la piel), de una picadura de insecto o linfangitis (inflamación de los ganglios linfáticos). En este diagnóstico diferencial puede ayudar una cuidadosa historia médica y un examen físico. A veces, puede ser necesaria una biopsia de la piel para establecer el diagnóstico definitivo.