La fotosensibilización es el aumento de la sensibilidad de la piel a los rayos del sol, particularmente a los rayos ultravioleta. La fotosensibilización endógena corresponde a una patología metabólica, por ejemplo como la porfiria; mientras que la fotosensibilización exógena es provocada por la presencia de una sustancia introducida en el organismo, por vía general, como con medicamentos tomadas bajo forma de comprimidos, cápsulas, inyecciones o más raramente por alimentos.
Ciertas reacciones también pueden aparecer al entrar en contactos con medicamentos en forma de cremas, pomadas o al aplicarse cosméticos. Ciertos alimentos también poseen efectos fotosensibilizantes.
La fototoxicidad aparece cuando la dosis de un medicamento y la exposición solar son importantes. La reacción cutánea desaparece después de la exposición solar y no es relacionada a una alergia. La reacción fotoalérgica es una reacción inmunológica que aparece luego de la segunda toma del medicamento y aparece en personas que tienen predisposiciones.
La piel que es la sede más frecuente de las reacciones de fotosensibilización a causa de su exposición natural a la radiación solar, se vuelve roja y luego aparecen vesículas. Los síntomas aparecen en las partes del cuerpo expuestas al sol. Se producen rápidamente después del inicio de la exposición solar.
Ciertos medicamentos como antiinflamatorios, antibióticos, anti cancerosos, diuréticos, anti depresores, ansiolíticos, dermatológicos y cardiológicos pueden provocar una fotosensibilización.
Pomadas antialérgicas, antisépticos (como Hexamedine, Clorhexidina, Triclocarbán, Septivon o Nobacter) y pomada anti-acné pueden ser la causa de la fotosensibilización.
Los alimentos como el apio, hinojo, el perejil, las alcachofas y ciertos cítricos como los limones y mandarinas y las bebidas que contienen quinina pueden ser la causa de reacciones de fotosensibilización.
El aceite de bergamota que por ejemplo forma parte de la composición de ciertos perfumes puede también ser el responsable.
Es indispensable leer las etiquetas de los medicamentos que son consumidos con el fin de evaluar su riesgo de fotosensibilización. La opinión del médico o del farmacéutico también puede ser útil.
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