Los tatuajes generalmente se hacen con una aguja que perfora la piel de forma repetida para depositar tinta en la capa superficial de la piel. Con cada pinchazo la aguja va insertando pequeñas gotas de tinta bajo la piel. Es probable que aparezca algún sangrado y que provoque dolor.
Si la aguja está contaminada con sangre de otra persona puedes contraer enfermedades como la hepatitis B, la hepatitis C, la tuberculosis, el tétanos o el virus del VIH. Aunque la aguja no esté contaminada con sangre de otra persona, a veces pueden aparecer infecciones en la piel (que pueden causar infecciones en otras parted del cuerpo) con bacterias resistentes a los antibióticos comunes que son difícles de tratar.
Algunas pieles pueden reaccionar con la tinta, especialmente a la roja, y pueden aparecer unos pequeños bultos denominados granulomas.
Algunas personas hacen reacciones alérgicas a la tinta: en estos casos aparece prurito o picazón (comezón) y ardor en la zona del tatuaje.
Aunque no es un problema muy frecuente a veces con la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) puede hincharse o quemarse el área de la piel donde está el tatuaje.
Las personas que tienen tendencia a formar cicatrices queloides (problemas para cicatrizar), es mejor que no se hagan tatuajes.
Después de hacerte el tatuaje te deben dar ciertas instrucciones para cuidarte durante las primeras semanas: lavarte con jabón antibacteriano, aplicarte crema o ungüento con antibióticos, evitar el sol y no tocarte o quitarte las costras.