El enfisema pulmonar es una patología pulmonar que se define por la destrucción progresiva de los alveolos y de los vasos sanguíneos de los pulmones. La distensión provocada de los alveolos impide la espiración del aire que contienen. En efecto, los alveolos son cavidades muy pequeñas que se parecen a bolsas situadas en el extremo de un bronquiolo, correspondiente a las ramificaciones más finas de los bronquios.
Los intercambios gaseosos se efectúan a nivel de los alveolos pulmonares a través de la pared alveolar por difusión del oxígeno y del gas carbónico. Esto permite al aire contenido en el alveolo tratar al oxígeno y eliminar el gas carbónico de modo que la sangre venosa, que es pobre en oxígeno (O2) y rica en gas carbónico (CO2), se transforme en sangre arterial más rica en oxígeno y más pobre en gas carbónico.
El enfisema existe bajo diferentes formas. Puede ser localizado por una parte del pulmón o extenderse al conjunto del aparato pulmonar.
En el transcurso del enfisema generalizado panlobular, los alveolos y los vasos sanguíneos son afectados al mismo tiempo.
En el transcurso del enfisema centrolobulillar, solamente los alveolos son afectados primeramente con una destrucción de la región central del lobulillo pulmonar.
En el transcurso del enfisema cicatrizante, las lesiones se desarrollan cerca de las cicatrices provocadas por una enfermedad anterior.
La EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) combinada al tabaquismo crónico es la primera causa del enfisema. El tabaquismo, especialmente durante muchos años, de 15 a 20 años, es implicado en cerca del 85 % de los casos de enfisema.
El enfisema puede ser vinculado en situaciones raras a una anomalía genética que desajusta la proporción de enzimas presentes en los pulmones. Otras patologías pulmonares, a menudo como la tuberculosis o la silicosis pueden ser la causa de esta patología.
El enfisema es una patología que empieza la mayoría de las veces a partir de los 50 años. Los síntomas del enfisema pulmonar no son específicos a esta patología que provoca pocos síntomas durante los primeros meses de la enfermedad. Una ligera molestia respiratoria, como una dificultad para respirar o una disnea, aparece poco a poco, esencialmente durante los esfuerzos (siendo cada vez más molesta) y luego al dormir.
Una palidez acompañada por cansancio y por pérdida de peso puede aparecer. En el transcurso de la auscultación, el médico comprueba la mayoría de las veces una espiración larga y a veces sibilante acompañada por estertores bronquiales.
Esta enfermedad puede resultar invalidante y provocar una insuficiencia respiratoria crónica o una insuficiencia cardíaca que puede acabar a veces en una defunción.
La radiografía pulmonar pone en evidencia un tórax distendido con un horizontalización de las costillas y del diafragma que indica la distensión pulmonar.
Los gases en la sangre, normales al principio de la enfermedad, padecen luego una anomalía de intercambios al nivel de los pulmones con un aumento de la cantidad de gas carbónico y una disminución de la cantidad de oxígeno sanguíneo.
Una exploración funcional respiratoria (EFR), pone en evidencia un síndrome obstructor y un aumento del volumen residual.
Un escáner torácico permite visualizar la localización exacta del enfisema así como las lesiones que le son asociadas.
Una gammagrafía puede también ser recomendada.
La EPOC y el enfisema son patologías muy a menudo subdiagnosticadas ya que se inician en la mayoría de las situaciones con síntomas que parecen anodinos y muy comunes, como una tos poca molesta acompañada por escupitajos o una ligera dificultad para respirar, atribuido a menudo sin razón a un sobrepeso, una falta de ejercicio o a la edad. Estos síntomas pueden evolucionar muy lentamente durante años antes de que el enfermo sienta una verdadera molestia que le motivará consultar con un médico. En efecto, los enfermos (80 % de ellos fumadores) tocan raramente este tema con sus médicos porque piensan que los cigarrillos consumados son la causa de estos síntomas comunes.
Puede transcurrir entre 10 a 20 años entre el principio de la aparición de los primeros síntomas y la molestia importante e invalidante provocado por el enfisema.
No dudar en consultar con un médico, sobre todo si se es fumador, en el momento de la aparición de síntomas respiratorios poco severos, aparentemente comunes como por ejemplo un ahogo o una tos acompañada o no de escupitajos. El médico pedirá al paciente efectuarse ciertos exámenes (radiografía, EFR, análisis de los gases de la sangre) y le aconsejará inmediatamente dejar de fumar, que es la primera medida que hay que adoptar.
Recordemos que el EPOC provoca lesiones pulmonares irreversibles que pueden provocar complicaciones severas muy invalidantes como la insuficiencia respiratoria crónica que representa una verdadera discapacidad en la vida cotidiana debido a la presencia de un ahogo permanente, de un cansancio severo, de episodios de infecciones bronquiales frecuentes que necesitan una aportación de oxígeno y la necesidad se ser hospitalizados durante periodos más o menos largos.
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