La furosemida es una sustancia que interviene sobre el sistema renal como diurético. Favorece la eliminación del agua fuera del organismo, ejerciendo de este modo una acción antihipertensiva. Puede ser administrado por vía oral o intravenosa.
La furosemida es un diurético utilizado en caso de una gran acumulación de agua en el organismo, en particular cuando esta acumulación tiene un origen cardíaco (edemas cardiacos), pulmonar (edema pulmonar), renal (edemas renales) o hepático (edemas cirróticos). También lo utilizamos en caso de hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca (en asociación con la espironolactona), insuficiencia renal o síndrome nefrótico (enfermedad de los pequeños vasos del riñón).
También se puede utilizar la furosemida en exámenes urológicos complementarios, como urografías intravenosas.
La furosemida posee propiedades diuréticas. Es capaz de tratar todas las retenciones de agua favoreciendo su eliminación proporcionalmente a la dosis empleada. Está a veces considerada como un producto dopante ya que también es capaz de tratar la hipertensión (acción antihipertensiva), que ejerce una acción hemodinámica (favorece la circulación de la sangre, particularmente al nivel renal) y que enmascara la toma de anabolizantes.
La furosemida es susceptible de provocar una deshidratación, sobre todo cuando es mal empleada. También puede provocar trastornos de la concentración de potasio y sodio, así como una insuficiencia renal (los riñones no filtran correctamente la sangre).
Una hipotensión arterial también puede aparecer durante el tratamiento.