Algunas instituciones médicas ofrecen recomendaciones de buenas prácticas para una detección más rápida de la depresión en adolescentes. Estas sugerencias permiten mejorar la orientación brindada al paciente.
En este artículo se presentan las recomendaciones más importantes.
En algunos países, los adolescentes son el grupo etario con menos acceso a cuidados en caso de afecciones físicas. Sin embargo, se debe enfatizar en la necesidad de considerar las particularidades de los pacientes en esta edad.
Muchas instituciones médicas recomiendan respetar cuatro pasos para la detección de la depresión en adolescentes: atención del paciente en presencia de los padres, atención del paciente a solas, evaluación somática, y comunicación del diagnóstico al adolescente y a su familia.
Para una mejor comprensión de los síntomas, se recomienda analizarlos desde el contexto sincrónico y diacrónico del adolescente. Esto quiere decir que el médico debe analizar los siguientes factores:
También se recomienda definir el entorno de la terapia teniendo en cuenta la importancia de mantener la confidencialidad. Por este motivo, se debe conversar con el adolescente para saber cómo incluir a su familia en la terapia de una manera adaptada a su edad y a la relación interfamiliar.
Se debe prestar especial atención a los factores personales y ambientales de riesgo de depresión y suicidio, aunque estos factores también pueden presentarse en otras situaciones.
Se consideran en "alto riesgo" aquellos adolescentes que viven en hogares temporales, los que tienen problemas judiciales y/o los que han sido víctimas de maltrato.
Por otro lado, también se han identificado ciertos factores de protección contra la depresión. Se trata de señales positivas como buena autoestima, respaldo familiar de calidad, y actividades deportivas y recreativas.
Los expertos han señalado que los adolescentes expresan su malestar de manera indirecta, a través de su comportamiento y de la somatización. Es necesario ser muy observador ya que la depresión clínica puede pasar desapercibida debido a una confusión entre el episodio depresivo crónico y una crisis de adolescencia común.
El médico debe tener una entrevista con el paciente con el fin de buscar indicios de depresión y un posible episodio depresivo subyacente. La fecha de la siguiente consulta deberá decidirse de acuerdo a la gravedad de los síntomas detectados.
Asimismo, es necesario verificar si el paciente presenta o no signos de alerta suicida. Estos signos son de varios tipos:
También es posible recurrir a algunos TEST psicológicos de eficacia reconocida para la detección de la depresión.
Prestigiosas instituciones médicas califican al Desorden Depresivo Crónico (EDC) como un cuadro clínico cuando:
De acuerdo a los expertos, los objetivos del tratamiento son:
El adolescente puede ser derivado hacia un psiquiatra infantil si se presenta al menos uno de los siguientes factores:
Una coordinación entre el médico y el psiquiatra es necesaria en estos casos.
Una hospitalización (de primera intención o durante el curso del tratamiento) se recomienda en los siguientes casos:
Una evaluación por parte del psiquiatra infantil será necesaria si la hospitalización no es de urgencia.
Asimismo, se recomienda elegir un lugar adaptado a la atención a adolescentes: centros de salud con servicios de pediatría, medicina y psiquiatría adulta o psiquiatría infantil-juvenil.
Por último, se propone que el médico general sea invitado a seguir participando durante y después de la hospitalización.
El rechazo a la terapia o al tratamiento debe ser registrado en el archivo del paciente. Cabe mencionar que, en algunos países, las leyes obligan a los padres o tutores legales a proporcionar los cuidados necesarios a los menores bajo su custodia.