Síntomas de la mononucleosis

Esta enfermedad, también conocida como la 'enfermedad del beso', se denomina de esta forma porque cursa con un aumento de los monocitos en la sangre. Es debida a ciertos tipos de infecciones. En función de su gravedad podemos distinguir algunas formas con mas o menos síntomas aunque en general suelen evolucionar bien con diversos tratamientos como los analgésicos y una buena hidratación.

Qué es la mononucleosis

El responsable de la mononucleosis infecciosa es el virus de Epstein Barr (VEB). Este virus es de la misma familia que el virus del herpes. La vía de contagio es la saliva: por esta razón a la mononucleosis se la conoce también con el nombre de 'enfermedad del beso'.

Es una enfermedad más frecuente en los adolescentes y adultos más jóvenes aunque puede afecta a personas de cualquier edad. Su incubación dura entre cuatro y seis semanas.

Qué causa la mononucleosis

El gérmen causante más habitual es el virus de Epstein Barr (VEB) aunque otros también pueden ser responsables: el citomegalovirus (CVM) o por el Toxoplasma gondii en un 1 % de los casos.

Cómo prevenir la mononucleosis

Las medidas de evitación para prevenir un contagio de esta enfermedad son: no compartir objetos que vayan a tener contacto con la saliva como son los vasos, los cubiertos, las servilletas, los cepillos de dientes o, en el caso de los niños, los juguetes. Abstenerse de dar besos es otra medida importante.

Cuáles son los síntomas de la mononucleosis

Entre los síntomas más característicos de la mononucleosis encontramos un gran cansancio o astenia, cuadro febril, la odinofagia o dolor de garganta (provocado por unas amígdalas de gran tamaño), taponamiento nasal, inflamación de los ganglios linfáticos y, algunas veces, inflamación del bazo.

A veces la mononucleosis es casi asintomática o cursa con muy pocos síntomas.

Cómo diagnosticar la mononucleosis

En el diagnóstico nos basamos en la exploración física del enfermo (adenopatías, amígdalas prominentes), los síntomas y un análisis de sangre en el que se pone en evidencia un aumento de los monocitos y de los linfocitos.

El diagnóstico de certeza nos lo dá la serología en la que se ponen en evidencia los anticuerpos contra el virus responsable.

Prueba rápida para el diagnóstico de la mononucleosis

Otra prueba que podemos utilizar en el diagnóstico es la denominada prueba rápida con determinación de dos anticuerpos heterófilos en sangre. Estos anticuerpos aparecen durante o después de una infección por el virus de la mononucleosis. Cuando la prueba es negativa significa que no detectamos anticuerpos heterófilos y así descartamos este diagnóstico.

Hay que tener en cuenta que la prueba puede ser negativa si se ha realizado demasiado pronto (entre una y dos semanas después del inicio de los síntomas). Por esta razón se aconseja repetirla para comprobar que no estamos ante un falso negativo.

Una prueba positiva detecta anticuerpos heterófilos, que llegan a sus niveles más altos dos semanas después del inicio de los síntomas. Estos anticuerpos heterófilos ser detectados en la sangre incluso un año después de haber pasado la enfermedad. Existen, no obstante, algunas personas con mononucleosis infecciosa que nunca dan positivo en las pruebas de sangre: son los llamados falsos negativos.

En raras ocasiones se producen falsos positivos: se detectan anticuerpos aunque el paciente no tenga mononucleosis infecciosa. Podemos encontrar falsos positivos en casos de hepatitis, rubéola, leucemia o linfoma, lupus eritematoso sistémico (LES) o toxoplasmosis.

Cómo tratar la mononucleosis

El tratamiento tiene como objetivo mejorar los síntomas: se pueden administrar analgésicos y antitérmicos para la fiebre, hacer gárgaras con agua tibia y sal, ingesta de abundantes líquidos y, sobretodo, mucho reposo.

En algunos casos puede estar indicado un tratamiento con cortisona aunque, en general, los signos de la mononucleosis suelen desaparecer de forma espontánea en unas semanas.

Qué secuelas deja la mononucleosis

El principal síntoma que puede persistir en el tiempo, incluso algunos meses, es el cansancio aunque lo habitual es que desaparezca en unas dos a cuatro semanas.

En algunos casos parece que la infección por el virus de Epstein Barr (VEB) podría ser responsable de algunas formas de cáncer. Entre los cánceres que podrían tener una relación con este virus encontramos el linfoma de Hodgkin (cáncer de los ganglios linfáticos) según estudios realizados en la Clínica Mayo (Minnesota. EE.UU).

Otro cáncer que los científicos vinculan a la infección por VEB latente es otro tipo de cáncer linfático llamado linfoma de Burkitt. También ciertos tipos de cáncer nasofaríngeo, que afecta a la nariz y a la faringe, podrían estar relacionados con esta infección.

Foto: © staras - Shutterstock.com

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