El ojo rojo es uno de los motivos más frecuentes de consulta de emergencia. Según las estimaciones, representa del 1 al 4 % de las razones de consulta médica en los países occidentales. Puede tener diferentes causas.
Cuando el ojo tiene un enrojecimiento que no va acompañado de una disminución de la visión, se trata, en su gran mayoría, de enfermedades relacionadas con la conjuntivitis o hemorragias subconjuntivales, patologías que no amenazan la vista.
El enrojecimiento predomina en la periferia de los ojos y en el saco conjuntival. Puede ser de origen bacteriano, viral o alérgico.
Aunque puede ser impresionante de manera visible, la hemorragia subconjuntival no tiene causas precisas y, por lo general, no es grave. Sin embargo, es recomendable descartar una lesión subyacente de la esclerótica o una contusión ocular.
En otros casos, el enrojecimiento de los ojos está acompañado de una reducción de la vista, situación que define padecimientos más graves, incluyendo los siguientes.
Accidentales, brutales, unilaterales, con dolor ocular y periocular intenso, pupilas semidilatadas y fijas. Aunque es lo que su nombre puede sugerir, el glaucoma agudo no es una complicación del glaucoma crónico, sino un padecimiento que se produce sobre la base de una predisposición anatómica (ángulo estrecho de la cámara anterior, es decir, entre el iris y la córnea).
La queratitis es una inflamación de la córnea acompañada de dolor, fotofobia y lagrimeo. Puede deberse a varias causas, como traumatismo (accidente con los lentes de contacto), infecciones, exposición a rayos UV (accidente cerebrovascular, oftalmia de la nieve) o el ojo seco.
La uveítis puede deberse a diversas causas locales o regionales (patologías otorrinolaringólogas y dentarias) o a causas generales (enfermedades infecciosas o inflamatorias).
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