La escarlatina o fiebre escarlata es una enfermedad altamente infecciosa causada por el estreptococo del grupo A. Esta patología afecta principalmente a niños de entre cinco y diez años.
La enfermedad comienza con dolor de garganta acompañado de fiebre alta.
La incubación de la escarlatina dura de dos a cinco días.
Los enfermos de escarlatina experimentan fiebre alta, dolor de garganta y ganglios debajo de los maxilares, vómitos, dolor abdominal y taquicardia.
La erupción en forma de placas rojas suele aparecer uno o dos días después de la angina.
La piel va enrojeciéndose progresivamente empezando por los pliegues de flexión de las rodillas y los codos, en donde prevalece. Después se extiende al pecho y los miembros, y poco a poco, a todo el cuerpo. La erupción no afecta a las plantas de los pies ni a las palmas de las manos. Alcanza su punto máximo al segundo o tercer día y desaparece al sexto día, aproximadamente. Entre el final de la primera semana y el final de la segunda semana la piel puede sufrir descamación.
Al principio, la lengua está cubierta por una capa blanca que luego adquiere el color rojo frambuesa tan típico de la escarlatina. También se vuelve más gruesa.
La escarlatina puede causar reumatismo articular agudo, afección de las articulaciones, de las válvulas cardíacas y afección renal.
Se deben prescribir antibióticos de inmediato para evitar complicaciones renales o cardíacas, así como fármacos antipiréticos para reducir la fiebre.
La escarlatina es contagiosa desde el día inmediatamente posterior a la aparición de los primeros síntomas de la angina hasta dos días después del inicio de la toma de antibióticos, o hasta que empiezan a desaparecer las escamas, si aún no se ha empezado el tratamiento antibiótico.
Se recomienda un descanso de dos semanas así como ausencia escolar durante un periodo de dos días a dos semanas. Del mismo modo, es imprescindible que la familia reciba un tratamiento preventivo.
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