La diabetes es una enfermedad que afecta cada vez a más personas. Sólo uno de cada dos personas considera a la actividad física como un medio prioritario para tratarla. Para cambiar las costumbres de la gente, un gran trabajo de comunicación e información va a tener que ser realizado.
La diabetes es una enfermedad crónica que se traduce por un desajuste de la glucemia y que puede dañar el corazón y los riñones. La actividad física permite sin embargo prevenirla y tratarla.
Combinada a una alimentación nutricional, la práctica de por lo menos de 150 minutos de deporte a la semana hace en efecto bajar la hemoglobina glicosilada en aproximadamente 0,7 % en los diabéticos de tipo 2.
Cuando este valor, que permite evaluar la concentración de glucosa en la sangre, baja 1 %, los riesgos de complicaciones microangiopáticas y macroangiopáticas disminuyen un 30 % y un 15 % respectivamente. La asociación de actividad física y de medidas dietéticas es el tratamiento de primera intención de la diabetes.
Cuando se es prediabético, la actividad física hace disminuir aproximadamente un 50 % los riesgos de volverse diabético a mediano plazo (3 años). Esto es debido a su efecto benéfico sobre los músculos y sobre la grasa abdominal.