La arritmia es un trastorno del ritmo cardíaco. En caso de arritmia, el corazón en vez de contraerse de 60 a 80 veces por minuto y de modo regular, puede ver su frecuencia modificada. Así mismo la igualdad de sus contracciones no se respeta y el ritmo de aparición de cada contracción se vuelve irregular. Las principales arritmias son: las extrasístoles auriculares o ventriculares, con un latido del corazón que aparece de forma demasiado precoz, la fibrilación auricular o ventricular con unas contracciones aceleradas y rápidas del corazón y el fluter o aleteo auricular.
La arritmia cardiaca no siempre cursa con síntomas. Son las extrasístoles las que son generalmente asintomáticas excepto por la aparición de palpitaciones o la sensación de un "salto" del corazón, pero estas extrasístoles no tienen en la mayoría de los casos ningún impacto en la vida del paciente. Del mismo modo, la fibrilación auricular a menudo no se detecta hasta la realización de un electrocardiograma o la aparición de una complicación de esta arritmia. En cambio la fibrilación ventricular es en sí misma responsable de síntomas agudos, ya que la persona que padece de esta actividad anárquica de las contracciones cardíacas inmediatamente pierde la conciencia y puede morir en ausencia de una respuesta rápida.
Para el diagnóstico de la arritmia, el médico observará los síntomas descritos por el paciente y tomará nota de sus antecedentes familiares y de su rutina diaria.
Exámenes específicos pueden proporcionar el diagnóstico: electrocardiograma (ECG) para estudiar el latido del corazón, el Holter-ECG que es un dispositivo portátil equipado con electrodos de grabación para la frecuencia cardíaca durante un período de 24 horas; la prueba de esfuerzo consiste en realizar un ECG durante el ejercicio. También una ecocardiografía nos puede ayudar.
El tratamiento de la arritmia cardiaca depende del tipo de arritmia detectada.
En caso de extrasístoles, patología benigna y sin repercusiones sobre la vida de la persona, no se necesita tratamiento.
En el caso de fibrilación ventricular se necesita un soporte de emergencia ya que el riesgo de muerte es importante en ausencia de una descarga eléctrica externa realizada por un equipo médico de socorro.
En la fibrilación auricular, el tratamiento incluirá medicamentos anticoagulantes (para disminuir la coagulación de la sangre) para prevenir la principal complicación de este trastorno, es decir, la embolia . También se debe plantear a este nivel si es necesario un tratamiento para reducir el ritmo de las contracciones generadas por las aurículas (las dos cámaras superiores del corazón) a través de una cardioversión eléctrica o de un tratamiento medicamento (ver la ficha arritmia cardíaca por fibrilación auricular ).
Las arritmias cardiacas no son accesibles a la prevención. Se deben, sin embargo, seguir las instrucciones de la prevención general de las enfermedades cardiovasculares como dejar de fumar, la lucha contra la obesidad, el buen control de la diabetes o la hipertensión, las reglas dietéticas y la actividad física suficiente.