La temperatura normal del cuerpo varía en función de los individuos y durante el curso del día entre 36 °C y 37,5 °C. Con el término hipotermia se define la disminución de la temperatura corporal por debajo de los 35 °C.
La hipotermia es secundaria a la exposición del organismo a temperaturas frías durante periodos prolongados. En respuesta a esta exposición, el cuerpo aumenta la producción de calor a través de escalofríos y favorece el suministro de sangre a los órganos importantes. Contrariamente a la creencia popular, el consumo de alcohol no calienta, sino que disminuye la capacidad de adaptarse a la hipotermia.
La hipotermia se manifiesta a través de síntomas como una disminución de la temperatura corporal, la piel demasiado fría, escalofríos, congelación de las extremidades, presión arterial baja, disminución del ritmo cardíaco, respiración lenta, un estado de coma en una etapa avanzada o incluso un paro cardíaco.
El diagnóstico de la hipotermia se basa en la medición de la temperatura corporal con un termómetro graduado a partir de 28 ° C.
En caso de hipotermia, el sujeto debe entrar en calor con una manta isotérmica y colocarse en un lugar cálido. Mantas y colchones térmicos deben usarse con cuidado. En casos más severos, una reanimación se lleva a cabo con una OMEC (Oxigenación por membrana extracorpórea, también conocida como ECMO por sus siglas en inglés). El calentamiento debe ser gradual con el fin de evitar las complicaciones graves, como problemas del ritmo cardíaco causado por el cambio brusco y repentino de la temperatura.
Para prevenir la hipotermia, se recomienda taparse bien en caso de exposición a temperaturas bajas.
Foto: © Digital Media Pro – Shutterstock.com