La sarna es una enfermedad contagiosa de la piel provocada por un parásito invisible a simple vista, el sarcopte. La sarna provoca lesiones cutáneas y picores que se agravan en el transcurso de la noche. La hembra cava pequeños túneles bajo la piel, donde pone sus huevos, provocando lesiones y picores de la piel característicos de la sarna.
El número de personas afectadas por la sarna aumentó el 10 % en 10 años en todos los países occidentales. El Alto Consejo Francés para la Salud Pública (HCSP) efectúa nuevas recomendaciones sobre el tratamiento de la sarna.
El retraso de diagnóstico de una patología difícil en reconocer, tratamientos a menudo insuficientes, un aumento de las epidemias en asilos de ancianos, guarderías infantiles, escuelas o clubs de deporte, así como un aumento del precariedad laboral explican en parte el aumento comprobado.
El HSCP recomienda efectuar en lo sucesivo un segundo tratamiento, ya sea un tratamiento local o en forma de tableta, 7 días después del primero.
En efecto parece que estos productos son ineficaces sobre los huevos y que la tasa de éxito de estos tratamientos es insuficiente cuando es realizado una sola vez.
Existen unos tratamientos locales y tratamientos medicamentosos.
Los tratamientos locales son numerosos y se aplican de varios modos según los productos. El más conocido de todos es el benzoato de bencilo (Ascabiol) en loción. Se utiliza en aplicación única, después de haber tomado un baño o una ducha. Hay que blanquearlo enseguida sobre el cuerpo desde la cabeza (cuero cabelludo incluido) a los pies y dejarlo actuar durante las 24 horas antes de enjuagarse. La permetrina es utilizada en forma de crema.
La Ivermectina es prescrita en forma de comprimido. El tratamiento de la sarna común por la ivermectina es más simple de administrar, mejor tolerado y no presenta contraindicaciones mayores.