La familia es la célula básica de la sociedad dónde aprendemos los buenos y los malos hábitos que más tarde serán fundamentales en nuestra vida futura. Comer juntos en la mesa familiar, padres e hijos, tiene muchas ventajas:
Un estudio realizado por la Universidad de Minnesota reveló que cuando los padres y los hijos comparten mesa y mantel se logra que todos obtengan un buen hábito al comer, procurando consumir alimentos saludables y dejando a un lado la comida de bajo aporte nutricional.
Cuando la comida se prepara para toda la familia se tiene en cuenta que hay niños y se suele cocinar de forma más saludable. Se deben incluir frutas y verduras en la dieta y reducir la aportación de hidratos de carbono. Comiendo juntos se pueden identificar la aparición de fobias, de alergias y eventualmente de anorexias precoces.
Los niños aprenderán a comer en la mesa aunque sólo sea por imitación. El hecho de comer todos juntos facilitará que aprendan las reglas de la mesa. Cuando tus hijos vean que los mayores usan los cubiertos o no hablan con la boca llena ellos harán lo mismo.
La hora de la comida o de la cena es un momento ideal para comentar lo que nos ha sucedido durante el día, compartir con padres y hermanos alguna duda o problema y buscar las soluciones en común. Adultos y niños aprenden a escuchar a los demás y a poner en común y exponer opiniones e ideas. Es el momento ideal para la comunicación familiar.