El ayuno intermitente alterna periodos de ayuno y de alimentación normal. Este tipo de ayuno tiene varios efectos sobre el organismo. A continuación te explicamos las precauciones que hay que tomar antes de comenzar esta dieta.
Después de un periodo de ayuno prolongado, el nivel de insulina —hormona responsable del metabolismo de los glúcidos y las proteínas— baja en la sangre. De forma paralela, la secreción de la hormona del crecimiento aumenta de manera importante. Esta hormona controla el momento en el que se libera la grasa en forma de lípidos, que serán asimilados por el organismo para permitirle funcionar.
Un verdadero "quema grasa", la hormona del crecimiento favorece la pérdida de grasa corporal, mientras preserva la masa muscular y regula el nivel de glucosa en la sangre, así como el de otras hormonas. El aumento de la secreción de la hormona del crecimiento provoca la pérdida de grasa corporal y con esto, la pérdida de peso.
Un ayuno intermitente se asocia con posibles efectos adversos, como deshidratación, irritabilidad, somnolencia diurna y dificultades para dormir. Otro posible efecto secundario es un mayor almacenamiento de grasas, que está relacionado con alternar entre una privación prolongada de alimento y un periodo de alimentación normal. El ayuno intermitente también es un factor de riesgo del mal aliento (halitosis).
Aunque ningún riesgo particular para la salud ha sido puesto en evidencia, el ayuno intermitente es objeto de varias advertencias por parte de los nutriólogos. En efecto, puede provocar una fuente de masa muscular y ser peligroso para las personas que sufren de patologías cardiacas.
Según otros especialistas, este tipo de dieta puede inducir un desequilibrio de los hábitos alimentarios. Particularmente temen que las personas que siguen este tipo de dieta se basen en alimentos poco balanceados.
Es indispensable consultar a un médico antes de comenzar esta clase de régimen. A largo plazo, un ayuno intermitente debe ser guiado por un profesional de la salud o un especialista de la nutrición.
Por último, como toda dieta, debe acompañarse de una higiene de vida que se basa en una alimentación equilibrada y una actividad física regular.
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