El eucalipto es un árbol nativo de Australia, del que existen más de 600 especies. Entre ellos está el Eucalyptus globulus, Eucalyptus radiata y Eucalyptus citriodora. Actualmente, estas especies se cultivan tanto en Asia como en Europa.
El eucalipto se utiliza convencionalmente para tratar afecciones bronquiales. Se utiliza en casos de bronquitis crónica y de modo general para aliviar inflamaciones de las vías respiratorias, dolores de garganta, infecciones del oído, sinusitis e incluso a veces asma. Más ocasionalmente, el eucalipto puede calmar el dolor (tipo ciática o neuralgia cervicobraquial), infecciones o incluso infecciones de la piel del tracto urinario. El Eucalyptus citriodora también puede ser utilizado como un repelente de insectos.
El eucalipto tiene propiedades antiinfecciosas, antiparasitarias y antivirales. Esta es la razón de porqué se utiliza en todo tipo de inflamaciones (enfermedades como la artritis, sinusitis, bronquitis, tendinitis, etc.).
Su aceite esencial, extraído de sus hojas, contiene eucaliptol, que posee virtudes bactericidas, fungicidas y antimicrobianas.
El eucalipto se utiliza tanto internamente como externamente. Se puede hacer la infusión por 10 minutos con 3 g de hojas de eucalipto en 150 ml de agua hirviendo y tomar dos veces al día en caso de inflamación de las vías respiratorias. En tintura madre se debe tomar aproximadamente 15 ml dos veces al día. En inhalación, se utilizará aceite esencial de eucalipto en dosis de 5 gotas diluidas en miel por ejemplo. Externamente, el eucalipto se utiliza en fricciones, mezclado con un aceite vegetal. Puede ser aplicado en el pecho y en las articulaciones inflamadas.
Los aceites esenciales no son productos inofensivos. No debe utilizarse en mujeres embarazadas y niños pequeños. Por lo tanto se recomienda consultar con un aromaterapista o un farmacéutico calificado antes de usar el aceite esencial de eucalipto. Además, no se debe usar puro, se debe diluir en un aceite vegetal antes de tomarlo o aplicarlo en la piel.