Es recomendable no consumir mucha carne para disminuir el riesgo de desarrollar una serie de patologías. El consumo de carne semanas debería limitarse a los 300 g (es decir, tres comidas como máximo que contengan unos 100 g de carne). Por encima de este consumo aumentan los riesgos de cáncer digestivo (colon, estómago, esófago, páncreas, etc.), más aún si se trata de carne roja y de charcutería. Además el consumo de carne aumenta la tendencia a engordar lo que puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.