Cuando el resultado de una prueba casera es positivo, significa que estás embarazada. Si te hiciste una prueba de embarazo en el hogar y fue positiva, es importante que consultes con un tu Servicio de Salud: ahí, habitualmente, te realizarán una prueba en sangre para confirmar el embarazo.
Debes fijar lo antes posible tu primera visita al ginecólogo. El ginecólogo, basándose en la fecha de la última menstruación, calculará la fecha prevista para el parto.
Te dará todas las indicaciones para afrontar el embarazo con serenidad, además de fijar las próximas citas y los primeros exámenes que se deben efectuar. También controlará tu peso y tu salud general, y te dará algunos consejos sobre la alimentación que debes seguir en el embarazo, los malos hábitos que hay que eliminar, etc.
Los exámenes que se realizan en el primer trimestre de embarazo son análisis de sangre y pruebas serológicas (el suero es la parte líquida de la sangre) específicas.
Estos primeros análisis de sangre del embarazo nos aportarán mucha información.
La incompatibilidad entre la sangre materna y la del niño puede provocar un tipo de anemia al recién nacido.
Esta enfermedad provoca la rotura de los glóbulos rojos y, por lo tanto, su disminución y puede ser transmitida de la madre al feto.
Estas siglas nos dán información sobre cuatro enfermedades infecciosas: la toxoplasmosis, la rubéola, el citomegalovirus y el herpes. Se trata de infecciones de mucho riesgo, sobre todo, si la madre las contrae al inicio del embarazo. Por ello, en el caso de que la madre no haya desarrollado los anticuerpos hacia estas enfermedades, el examen serológico debe repetirse cada dos meses, hasta el parto.
Asimismo se analizará la presencia o no de ciertos anticuerpos en el suero relacionados con la hepatitis B y C, la sífilis y el virus VIH, enfermedades que amenazan la salud del feto.