El diagnóstico del lupus se basa, principalmente, en los síntomas. El análisis de sangre puede detectar anticuerpos antinucleares, presentes en la gran mayoría de las personas que padecen lupus. Sin embargo, estos anticuerpos se manifiestan también en otras enfermedades y no son, por tanto, específicos. El daño al riñón causado por el lupus puede detectarse mediante análisis de sangre y de orina, aunque en ocasiones la biopsia renal está indicada para determinar mejor el tratamiento.
Si se detectan anticuerpos antinucleares, deben realizarse otras pruebas en busca de los anticuerpos anti-ADN de cadena doble. Un valor alto de estos anticuerpos es específico del lupus, aunque no todas las personas que padecen esta enfermedad tienen tales anticuerpos.
Hace unos años se contraindicaba el embarazo en las mujeres que padecían esta enfermedad. Sin embargo, en los últimos años el tratamiento ha mejorado y los riesgos son menores. La únicas contraindicaciones formales de embarazo son:
La mujer embarazada con lupus tiene un riesgo mayor de sufrir un aborto o un parto prematuro. Los hijos suelen nacer sanos. Sin embargo, en los primeros meses de vida pueden padecer lesiones en la piel, pero suelen remitir con el tiempo.