Hace más de cincuenta años que las prendas compresivas se inventaron en el campo de la medicina para mejorar la recuperación de los tejidos y la circulación sanguínea en el postoperatorio. Esta función terapéutica pronto se vio aplicada para el tratamiento de edemas y trombosis y se extendió posteriormente como revolución en la cirugía estética y en el sector de las medias para estimular la circulación de las piernas cansadas. A inicios de los 90 esta revolución se trasladó al deporte de élite en disciplinas de velocidad y fuerza como el atletismo o la gimnasia. Las prendas compresivas son un gran avance en el campo del running y un buen aliado para la práctica deportiva por todos los beneficios que aportan.
Muchos son los beneficios que, a priori, aportan las prendas compresivas. Pero dos parecen ser las razones principales que justifican su rápida expansión: la mejora del rendimiento y una recuperación más rápida después de los entrenamientos y las carreras.
Parece que las prendas compresivas mejoran el retorno venoso y, con ello, el aporte de oxígeno a los músculos. También facilitan un aumento en el riego sanguíneo que hacen que la musculatura tarde más en hincharse y desgastarse durante el ejercicio especialmente cuando corremos. La mayoría de las investigaciones concluyen que las prendas compresivas reducen la fatiga muscular y que la producción de ácido láctico se concentre en la musculatura y no pase tan rápido a la sangre. Es decir, implican una mejora en la eficacia de nuestros músculos: se cansan menos y hacen que nos sintamos más livianos al correr. Pero al final nuestro rendimiento acaba respondiendo a nuestro entrenamiento y a nuestra capacidad en umbrales aeróbicos y anaeróbicos.
Todos los estudios coinciden en que las prendas compresivas son muy eficaces como prevención. Principalmente porque al compactar los músculos implicados, minimizan el impacto y la vibración a la que se ven sometidos a cada zancada. Y muy importante, porque también reducen el movimiento oscilatorio de las fibras. Así los músculos no sufren tanto ni pierden tanta energía en las carreras, se previenen posibles sobrecargas y molestias musculares que a la larga pueden derivar en lesiones y fascitis. Asimismo, en carreras, este aporte de oxígeno y retorno venoso minimiza la aparición de rampas y calambres. E influye en que al finalizar el ejercicio la musculatura no quede tan tensa y agarrotada, como suele ser habitual. Las molestas agujetas se minimizan considerablemente.
Además estas prendas tienen una baja conductividad térmica y mantienen constante la temperatura de los músculos independientemente de la temperatura ambiente. El riesgo de cualquier tipo de lesión se reduce gracias a este aislamiento térmico ya que mantiene los músculos a su temperatura ideal (37º). Esta conductividad hace que incluso muchos atletas utilicen estas prendas en invierno como una segunda capa para mantener el calor corporal y en verano como única prenda.
Los estudios muestran que con las prendas compresivas existe una recuperación más rápida de lactato después de entrenamientos o carreras de esfuerzo intenso: deshinchan la musculatura gracias a esa oxigenación extra que le brindan. Y por lo tanto, evidencian que la compresión funciona a nivel muscular. Una recuperación más rápida o más eficiente significa poder mantener cargas de entrenamiento mayores y de mejor calidad, y además, prevenir el exceso de fatiga y sobre entrenamiento muscular. Aunque todas las prendas compresivas son eficaces en cuanto a recuperación, ya existen algunas diseñadas únicamente para este propósito y que se diferencian del resto: estas tienen una compresión mucho mayor y sólo están indicadas para después del ejercicio y por periodos de tiempo cortos (máximo 2 horas).
La comodidad es claramente el beneficio más evidente de las prendas compresivas. Son las más ligeras del mercado, están compuestas por tejidos muy suaves y se adaptan a la perfección a cualquier estructura del cuerpo. Por esto, es importante dar con la talla exacta ya que sino la compresión puede volverse molesta. Esta adaptación hace que actúen como una segunda piel, aportan una total libertad de movimiento y se evitan molestias tan típicas como las rozaduras que a veces surgen en las ingles o las axilas y, el siempre doloroso sangrado de los pezones que a muchos les afecta. Sólo por este motivo, usar prendas compresivas ya es una garantía.
Estos materiales hace que sean prendas que convierten el sudor en vapor y, por eso, la persona no está ni mojada ni sudada porque repelen la humedad y son totalmente transpirables. También son antibacterianas y antialergénicas.