Aunque, en general, es más frecuente el problema opuesto, es decir, el sobrepeso y la obesidad, también hay muchas personas cuyo malestar con su cuerpo es provocado por un problema de delgadez extrema. Sus causas pueden ser tan variadas como sus tratamientos.
Algunas personas metabolizan tan rápido los alimentos que no engordan ni un solo gramo aunque coman correctamente. Estas personas, por lo general, odian ser flacas. Para ellas, la delgadez es un complejo físico que puede llevarlas al aislamiento social. Este problema es tanto o más grave que el contrario, el sobrepeso, y los complejos que puede provocar son igual de importantes.
También algunas enfermedades o problemas de salud pueden provocar una delgadez extrema. Para tratar estos casos es determinante identificar las causas que la hayan provocado. Cuando se hayan solucionado, la persona podrá ganar peso de una forma normal.
Se considera delgadez extrema cuando el IMC del paciente está por debajo de 18. Es decir, una persona que mida 1,65 m no debería bajar nunca de los 49 kilos para mantener su salud y sistema inmunológico en estado óptimo.
La delgadez puede deberse a muchos factores: una alimentación inadecuada, el estrés, la depresión o una enfermedad. También puede ser fruto de la herencia genética. En cualquier caso, cuando las causas de la delgadez son una alimentación inadecuada (anemia), el estrés o la depresión será mucho más fácil tratarla que en caso de herencia genética o por enfermedad.
Algunas personas son de constitución delgada y presentan un tejido adiposo más escaso de lo habitual, de modo que su cuerpo no tiene capacidad para acumular grandes cantidades de grasa.
Otras personas están muy delgadas a causa de un metabolismo demasiado activo como resultado de determinadas características fisiológicas o de una patología, como el hipertiroidismo.
Algunas enfermedades son capaces de provocar bajadas bruscas de peso, sobre todo cuando el problema se produce en el aparato digestivo (estómago, hígado, páncreas o intestino). Ciertas enfermedades crónicas como la diabetes, algunos tipos de cáncer, el VIH, determinadas patologías infecciosas y las quemaduras causan delgadez extrema.
La delgadez también puede deberse a una dieta de adelgazamiento tan estricta que elimine los hidratos de carbono casi al 100 % o establezca periodos de ayuno o días enteros en los que únicamente se ingiere líquidos o frutas, batidos y barritas, etc. Estas prácticas causan una delgadez muy acusada que estropea notablemente el aspecto físico y el rostro. Como estas dietas tienen un efecto rebote tan grande, el periodo de delgadez extrema será puntual y en seguida se comenzará a recuperar el peso perdido.
Los trastornos de la alimentación son, quizás, la causa más frecuente y más grave de delgadez extrema, ya que enfermedades como la anorexia y la bulimia tienden a cronificarse. Las personas que padecen trastornos de la alimentación distorsionan su propia imagen corporal y no son conscientes de su delgadez. El apoyo familiar es fundamental en estos casos.
Asimismo, algunas personas pierden peso cuando atraviesan un mal momento personal. Una persona que está realmente preocupada, estresada o agobiada por su situación laboral o familiar puede perder el apetito y el interés por la comida durante una temporada.
Cuando una persona está delgada, pero sana puede combatir la delgadez con una dieta rica en calorías. La dieta hipercalórica debe ser nutritiva y equilibrada, ya que no es conveniente aumentar las calorías mediante la ingesta de alimentos muy grasos o azucarados.
Por lo general, muchas personas delgadas tienden a tener poco apetito y como se sienten saciadas rápidamente es difícil introducir más alimentos en su dieta. Así que habrá que incluir algunos complementos nutricionales y alimentos de manera que ingiera más calorías con la misma cantidad de alimento.
Por ejemplo, en el desayuno no deben faltar los siguientes alimentos: avena, amaranto, nueces, almendras, pistachos, maní (cacahuates), levadura en polvo (puedes agregarla al jugo de naranja), lecitina de soja, polen y una fruta de preferencia cítrica o ácida. Se aconseja mezclarlos o licuarlos con alguna fruta y leche de soja o bien agregarlos a un yogur o a los cereales.
Se debe desayunar siempre porque si no se ha ingerido ningún alimento desde la cena, el organismo empezará a quemar calorías y se perderá peso.
En cuanto al almuerzo, es preciso incorporar alimentos que contengan abundantes proteínas y aceites esenciales, como los pescados azules, el atún y el salmón, así como verduras frescas en jugo o ensalada, algas marinas y alimentos ricos en vitaminas y minerales (bebidas de soja).
La merienda debe incluir requesón y quesos, dos alimentos saludable y con un alto contenido en proteínas. Los quesos más recomendables son los de soja (tofu) y de cabra. Los panes integrales, las oleaginosas, los frutos secos, la miel de abeja y el azúcar mascabado (piloncillo) forman parte de una merienda nutritiva y equilibrada
Se aconseja cenar dos horas antes de dormir para que el organismo tenga tiempo de hacer la digestión y el proceso digestivo no perturbe el sueño. La cena debe incluir los mismos alimentos que se toman en el almuerzo porque ayudan a ganar peso de una forma equilibrada.
También debes disminuir el gasto energético, de modo que se aconseja administrar medicamentos que estimulen el apetito, si el médico lo considera necesario.
Otro factor importante que se debe tener en cuenta cuando se quiere ganar peso es el estrés. En efecto, ante una situación de estrés, el organismo no es capaz de asimilar correctamente los nutrientes y quema muchas más calorías porque está constantemente a la defensiva. Para combatir el estrés, además de tratar de mantener la calma en cualquier circunstancia, se aconseja tomar té de azahar, manzanilla, alholva y pasiflora para relajarse.
El ejercicio no es solo para quienes quieren adelgazar. Hacer ejercicio es una excelente forma de aumentar el apetito y vigorizar el cuerpo, fortalecer los músculos, hacer que los nutrientes se distribuyan y aprovechen mejor. También mejora el ánimo pues las hormonas que se liberan cuando se hace deporte proporcionan bienestar y ayudan a combatir tensiones, mal humor y depresión.
Los ejercicios con pesas son los más efectivos para aumentar volumen en las caderas, glúteos y piernas. Pero si nunca has practicado este tipo de ejercicios, necesitarás un buen instructor que te guíe. Si la idea no te gusta, opta por el ciclismo, sube las escaleras de dos en dos o practica la danza del vientre. Esta actividad permite dar forma y volumen a las caderas y reducir la cintura, además de fortalecer las piernas y los glúteos.
Para estimular el crecimiento muscular debes hacer entrenamientos de alta intensidad para las piernas.
El mejor ejercicio para aumentar glúteos consiste en contraerlos cuando estés sentada (y con la espalda bien recta). Manténlos contraídos unos segundos y después relájalos. Haz repeticiones de este ejercicio y verás como se empiezan a endurecer y a ganar forma.
El organismo necesita muchas calorías para mantener el crecimiento de los músculos. Por ello se recomienda la ingesta de carne, tofu, cereales integrales, frijoles (judías), vegetales y frutas. Come cuántos alimentos quieras y siempre que quieras. En cambio, limita el consumo de alimentos procesados, azúcar, harinas blancas, comida rápida y bocadillos porque te dejarán cansado en lugar de energético y listo para hacer ejercicio.
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