Aunque la mayoría de los dolores de cabeza no son graves, en algunos casos es necesario examinar la cabeza para poder conocer la causa de estas cefaleas.
Se utilizan varios métodos o exámenes médicos: el interrogatorio clínico del paciente, el examen neurológico, el escáner cerebral o TAC, la resonancia magnética, la angiografía cerebral, la punción lumbar o el electroencefalograma.
El interrogatorio del paciente es la primera etapa y un momento clave de la consulta médica.
Durante el interrogatorio, el médico obtiene información sobre la frecuencia, la duración, la intensidad, la localización, los síntomas asociados y la eficacia de tratamientos anteriores en el control de la cefalea a fin de averiguar y orientar algunas de las causas de las cefaleas.
Por lo general, el médico ya tiene información acerca de la causa del dolor de cabeza al término del interrogatorio.
En segundo lugar, después del interrogatorio, el médico realizará un examen neurológico al paciente. Incluye una evaluación completa para comprobar los reflejos y la existencia de posibles problemas de equilibrio.
Después del interrogatorio clínico y el examen neurológico, el médico podría ordenar otros exámenes complementarios.
El escáner mide la absorción de un haz de rayos X que pasa por el paciente en diferentes direcciones con el objetivo de captar diversas imágenes de su cuerpo.
Las imágenes obtenidas son analizadas por un ordenador que redefine las secciones de diferentes partes del cuerpo.
En general, este examen debe efectuarse en caso de cefaleas fuertes o cuyo dolor es insoportable. No se emplea para cefaleas leves.
Sin embargo, el escáner cerebral se prescribe a aquellos pacientes que han empezado a sufrir cefaleas recientemente y estas se acompañan de alteraciones neurológicas. También se prescribe cuando el médico detecta alguna anomalía durante la consulta.
La Imagen por Resonancia Magnética Nuclear (RMN) permite un análisis a distancia preciso y profundo de los órganos del cuerpo humano.
Este examen permite visualizar los detalles mínimos que el escáner no ha sido capaz de captar.
Así, los datos obtenidos son analizados por un ordenador y cuando se pretende encontrar la causa de una cefalea, las imágenes del cerebro pueden apreciarse en dos dimensiones (2D) o en tres dimensiones (3D).
Para diagnostica una hemorragia meníngea es necesario realizar una angiografía cerebral.
La angiografía cerebral permite visualizar la circulación sanguínea en el cerebro para encontrar la causa de la hemorragia meníngea.
El médico introduce una pequeña sonda por la arteria de la ingle y después la dirige hacia las arterias del cuello.
Normalmente, se inyecta un medio de contraste para poder visualizar específicamente la circulación cerebral.
La punción lumbar es un examen médico empleado para obtener y analizar el líquido cefalorraquídeo que cubre el cerebro y la médula espinal.
Este examen permite encontrar no solo signos de infección en caso de una meningitis sino también células inflamatorias o proteínas anormales que podrían indicar la existencia de alguna enfermedad neurológica.
La punción lumbar dura, aproximadamente, quince minutos y consiste en introducir una aguja fina en el espacio entre la cuarta y la quinta vértebra lumbar para extraer el líquido cefalorraquídeo.
El electroencefalograma permite registrar las diferencias de potencial eléctrico producidas en el cerebro.
Para realizar este examen deben colocarse electrodos sobre el cuero cabelludo.
El resultado del electroencefalograma (EEG) es un gráfico que muestra una curva cuyo análisis permite detectar posibles anomalías en el funcionamiento del cerebro.
La radiografía de los senos paranasales o del raquis cervical permite detectar una sinusitis o una artrosis cervical que también pueden ser las causas de una cefalea.
Un examen oftalmológico permite identificar posibles problemas de la vista que no han sido corregidos.
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