No debe confundirse con una tendinitis, ya que la bursitis es una inflamación de las bolsas serosas, pequeños sacos situados entre dos estructuras del músculo esquelético, en el nivel de las articulaciones. La mayoría de las veces es benigna, pero puede agravarse si el miembro afectado no es puesto en reposo.
La bursitis, también llamada higroma, se manifiesta con la inflamación de las bolsas serosas que sirven como amortiguadores entre dos tendones, entre la piel y un tendón o entre el hueso y el tejido. Situadas en hombros, codos, manos, caderas, rodillas, tobillos y pies, las bursas contienen el líquido sinovial y protegen las articulaciones de presiones.
Existen varios tipos de bursitis. Los más comunes son bursitis del codo (olécranon), bursitis del hombro (subacromial o subdeltoidea), bursitis del pie, bursitis de la rodilla, bursitis de la cadera y bursitis de la rótula (bolsa prerrotuliana o prepatelar).
Los signos característicos de una bursitis son un dolor localizado, inflamación y enrojecimiento, además de dificultades para mover la parte afectada.
Hay varios factores que pueden causar bursitis, como un golpe directo en la extremidad, ejercicio inusual de la articulación, uso y presión prolongados sobre el miembro afectado, infección de una herida (a menudo causada por un estafilococo dorado), artritis o mala preparación en el deporte.
Las personas que practican un deporte de manera profesional o una actividad física que requiere movimientos repetitivos son las más expuestas. También los movimientos equivocados o una mala postura pueden causar bursitis. En algunos casos, el origen es hereditario o metabólico.
En los casos más frecuentes de bursitis, se prescriben fármacos antiinflamatorios, analgésicos y reposo del miembro afectado.
La aplicación de hielo ayuda a aliviar el dolor.
Si la bursitis es grave, se pueden prescribir punciones, inyecciones de corticoides para la bursitis sin infección, antibióticos en caso de infección o bursectomía (ablación de la bolsa serosa). Se prescriben si no hay mejora con los tratamientos convencionales o en caso de empeoramiento.
Se recomienda consultar al médico en cualquier caso, especialmente cuando el dolor y la inflamación duran más de una semana; cuando el dolor o la inflamación regresan de manera regular; y en el caso de dolores particularmente fuertes.
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