Las leishmaniasis son enfermedades parasitarias que se encuentran en los seres humanos y otros mamíferos. Se deben a la presencia de protozoarios, organismos compuestos por una sola célula, contraídos por el individuo después de una picadura de ciertas especies de insectos, los flebotomos. Los protozoarios que se encuentran en la leishmaniasis forman parte de la especie Leishmania. La enfermedad está presente en casi 90 países de todo el mundo. En los seres humanos existen varias formas, principalmente una forma cutánea y una forma visceral, conocida como kala-azar, que afecta a órganos como el hígado, el bazo, la médula ósea y los ganglios.
La leishmaniasis es una enfermedad de evolución lenta. Los síntomas clínicos varían dependiendo de la forma de la enfermedad:
En las dos formas clínicas para confirmar la presencia de la leishmaniasis se realiza un examen sanguíneo con una serología que pone en evidencia anticuerpos característicos de esta infección. En la forma cutánea, las muestras de las lesiones pueden ser analizadas y el parásito encontrado.
El tratamiento se basa en la administración de determinados fármacos incluyendo los derivados de antimonio pentavalente, o DPA. Otras moléculas también se utilizan dependiendo de la forma y la intensidad de los síntomas.
Para evitar el contagio de la enfermedad es necesario protegerse de las picaduras de los flebotomas. La instalación de mosquiteros, llevar ropa que cubra todo el cuerpo y el uso de repelentes se recomienda en las zonas en riesgo. Actualmente se está preparando una vacuna.