El síndrome metabólico se refiere a los factores que incrementan la posibilidad de padecer accidente cerebrovascular, arteriopatía coronaria y diabetes tipo 2.
El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo que favorecen la aparición de diabetes tipo 2 y una enfermedad cardiovascular. Algunos factores son la obesidad central (grasa alrededor de la cintura), dislipidemia (colesterol y triglicéridos elevados), hipertensión arterial, resistencia a la insulina y glucosa alta en la sangre, entre otros. Es importante que las mujeres identifiquen y traten estos factores de riesgo a tiempo, ya que la enfermedad cardiovascular es una de las principales causas de muerte en las mujeres.
Para realizar el diagnóstico del síndrome metabólico se realiza una serie de exámenes para determinar si existen por lo menos tres de los factores de riesgo. Se hacen pruebas de la presión arterial, el azúcar en la sangre, el colesterol HDL y los triglicéridos, así como la medición de la circunferencia de la cintura.
Si el colesterol HDL es bajo (40 mg/dl en caso de los hombres o 50 mg/dl en caso de las mujeres); la presión arterial es superior a 130/85 mm Hg; los triglicéridos son superiores a 150mg/dl; el azúcar en la sangre en ayunas es más que 100 mg/dl. Además de una circunferencia de la cintura mayor a 100 centímetros en caso de los hombres o 90 centímetros en caso de las mujeres.
Según la OMS, el diagnóstico de síndrome metabólico se instaura cuando el paciente presenta los criterios mencionados con anterioridad, así como resistencia a la insulina, índice de masa corporal elevado y una microalbuminuria (pérdida de proteínas en la orina).
No existe solo una causa del síndrome metabólico. Es importante recordar que su aparición está ligada a los síntomas y complicaciones de la obesidad.
Se pueden señalar dos factores de riesgo principales del síndrome metabólico: la acumulación de grasa en la parte media y superior del cuerpo (popularmente se conoce como cuerpo de manzana) y la resistencia a la insulina, que ocurre cuando la insulina no se usa correctamente en el cuerpo y, como resultado, aumenta la insulina, el nivel de azúcar y la grasa corporal
También interviene el envejecimiento, el factor genético, cambios hormonales, el estrés y la actividad física deficiente.
La mayoría de los trastornos asociados con el síndrome metabólico no provocan síntomas, aunque una circunferencia de cintura amplia es un signo visible. Si la glucemia es muy alta pueden aparecer los signos y los síntomas de una diabetes como la sed excesiva, las micciones más frecuentes, fatiga y visión borrosa.
Otros riesgos asociados al síndrome metabólico son mayor riesgo de coagulación sanguínea, más sustancias en la sangre que indican inflamación corporal y una cantidad pequeña de albúmina en la orina.
El tratamiento del síndrome metabólico tiene la meta de reducir los riesgos de enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular y diabetes. Es imprescindible cambiar el estilo de vida con el objetivo de disminuir el peso mediante un consumo menor de calorías por día; hacer ejercicio de intensidad moderada (como caminar) durante al menos 2.3 horas por semana; disminuir el colesterol con una dieta saludable y, si es necesario, usar fármacos que reduzcan el colesterol. También es importante disminuir la presión arterial con una dieta pobre en sal, además de las medidas prescritas. En algunos casos, pueden estar indicadas dosis bajas de aspirina. Es importante dejar de fumar, si es el caso.
Se recomienda reducir las calorías entre 500 y 1000 por día para disminuir el peso corporal. Para ello se debe consumir más frutas y verduras porque son bajas en grasas y ricas en fibra (las de color verde oscuro, anaranjado o amarillo son las más saludables); consumir menos grasas saturadas y grasas trans, utilizar aceite de oliva o de canola (colza) para cocinar; priorizar la cocción al horno, parrilla o vapor y evitar la comida freída; consumir poca carne rica en grasas, por ejemplo, evitar las salchichas; consumir pescado por lo menos dos veces a la semana, especialmente el salmón y las sardinas, y las aves sin piel; y escoger siempre los productos lácteos descremados o semidescremados.
El perímetro abdominal constituye un factor de riesgo importante en enfermedades cardiovasculares y es un indicador de la presencia de otros factores. Es un parámetro primordial a tener en cuenta, sobre todo porque se mide fácilmente.
Varios estudios han demostrado que el perímetro abdominal es un mejor indicador de riesgo cardiovascular que el índice de masa corporal (IMC). Se considera que existe obesidad abdominal cuando la talla de la cintura sobrepasa 88 cm en la mujer y 102 cm en el hombre.
El predominio de la obesidad abdominal se puede presentar tanto en hombres como en mujeres, sin embargo, las mujeres tienen ligeramente más posibilidades de presentar este exceso en la cintura. Por otra parte, en ambos la obesidad abdominal está relacionada con los niveles de actividad física.
Es importante tomar en cuenta que la aparición de los factores de riesgo del síndrome metabólico aumenta con el incremento de la talla, es decir, el sobrepeso y la obesidad. Por ejemplo, la dislipidemia y la hipertensión arterial aumentan de manera drástica con el perímetro abdominal, tanto en la mujer como en el hombre.
Medir el perímetro abdominal representa un medio simple y eficaz para determinar la presencia de un factor de riesgo cardiovascular importante. Esta acción constituye una puerta de entrada al análisis posterior de los otros factores de riesgo, en particular, en los pacientes no obesos pero que presentan, sin embargo, obesidad abdominal. Es deseable que estos resultados se acompañen de una sensibilización del paciente con el riesgo de obesidad abdominal, en particular en los hombres mayores de 50 años y en las mujeres mayores de 60 años cuyo perfil de riesgo es desconocido. Una ocasión también para recordar la importancia de la actividad física cotidiana.
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